Jaime Richart
La política -la guerra
por otros medios- no es sólo parlamento: también actitudes y estrategia.
En España es un monólogo permanente, y la oposición no pasa de ser un
comparsa institucional. Tal como la desempeña este gobierno, la mayoría
absoluta es devastadora y está fracturando a la sociedad.
Pero
situaciones extraordinarias exigen medidas extraordinarias. La
cortesía y el reglamento parlamentarios en estas condiciones no sirven
para nada: esta gente de mal vivir abusa de ellos y sólo ve debilidad en
la prudencia. Entre hienas hay que ser una hiena, y una ciudadanía -los
partidos que la representan- cortés, honesta, prudente, confiada y
tolerante, acaba siendo devorada por las hienas… esto está sucediendo a
la vista de todos.
Pues
bien, ha llegado el momento de que la oposición reaccione con trazo
grueso. Digan basta los partidos adversarios: abandonar el hemiciclo
cada vez que un miembro del gobierno empieza a perorar, y hacerlo una y
otra vez con luz y taquígrafos, puede ser una medida que tenga sus
efectos. De nada sirve razonar. No le sigan el juego. Déjenles solos, no
participen en su fiesta, que el mundo sepa qué es una autocracia a la
española heredera del franquismo y sin adornos.
DdA, X/2.579
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