Félix Población
Vencidxs no es un libro para leer de corrido. Emocionalmente sería irresistible. Más de un centenar de historias –en su mayoría aún con vida- de quienes sufrieron la represión franquista durante la guerra y la dictadura, acompañadas de los rostros en que han quedado inscritas, no son asimilables así. Es mejor dedicarles un tiempo de lectura en exclusiva para cada una de ellas, día por día.
Hay mucho sufrimiento y mucha
emoción renovada en el testimonio de esas memorias que un grupo de
profesionales de la comunicación de la Asociación DateCuenta, de modo altruista
y sin contar con más apoyo que el de su esfuerzo, han rescatado después de
recorrer 12.000 kilómetros en un vehículo destartalado, comer y dormir en
improvisados y modestos hospedajes, y llenar un total de 170 cintas con la voz
de quienes durante casi cuarenta años de democracia no han podido dejarla
asomar a la luz pública.
La labor de esos profesionales, a los que el fotógrafo
Aitor Fernández Olmo ha colmado con el extraordinario soporte de sus magníficas
fotografías en primer plano con el rostro y/o las manos de los protagonistas,
responde fehacientemente a los versos de la poeta y miliciana anarquista Sara
Berenguer (1919-2010), tan ilustrativos en su tiempo y en el nuestro: Haciendo,
haciendo/ se hace lo malo,/ se hace lo bueno./ Haciendo, haciendo,/ lo que se
hace ya queda hecho…/ Haciedno, haciendo/ se va observando/ y se va lejos./
Haciendo, haciendo,/ la vida avanza./ Y al haber hecho/ hay esperanza.
Hecho y a disposición de quienes
quieran indagar en un documento clave para comprender la intrahistoria silenciada y soportada por
las víctimas del franquismo -durante y
después de la Guerra de España-, Vencidxs debería ser uno de esos
libros imprescindibles para comprobar las penalidades por las que discurrió la
otra memoria de este país, la que hace honor a quienes combatieron contra la
dictadura. Esto es, la memoria democrática que tanto parece afectar a quienes
durante cuarenta años nos impusieron la otra como memoria única, obligatoria y
denigratoria de la que en este libro consta. No es el pasado, la vuelta al
pasado lo que irrita a los que abominan de la memoria de la República, anota el
escritor Manuel Rivas en el prólogo de Vencidxs. Lo que les irrita –afirma- es
que esa memoria tenga una segunda parte y que se configure como un presente
recordado, inmune y resistente al virus de la desmemoria. Para exponer la
duración del crimen por parte de la organización criminal que ocupó el Estado
durante casi medio siglo.
Con trabajos como el de este
libro, organizados y desarrollados de modo altruista y sin una sola ayuda por
parte de las administraciones, se logra nada menos que no triunfe –en palabras
de Rivas- la tercera fase del franquismo/fascismo: la amnesia retrógrada, un
tipo de amnesia que trata de estigmatizar aquellos periodos de libertad,
democracia y reformas sociales como efímeros preludios de caos. En esta
interpretación abunda, como bien sabemos en este país, la historia revisionista
sobre la República y la Guerra Civil que precisamente ha comenzado a prodigarse
a raíz del rescate de la que ha dado en llamarse Memoria Histórica. El olvido
provocado en que se ha pretendido mantener esta memoria tiene una identidad
negativa y delictiva, subraya el escritor gallego, porque como hemos podido
comprobar y todavía estamos en ello, impide la reparación y la justicia.
No, no he podido leer más de una
historia cada día cuando abro las páginas de Vencidxs. La mirada se queda
detenida en esos rostros –algunos centenarios-, se prende a los ojos hundidos por
el tiempo de esos respetabilísimos ancianos en cuyo fondo han quedado abismadas
imágenes de muerte y de barbarie contra los suyos, y también las heridas,
torturas, fusilamientos simulados, escarnios, humillaciones y cárceles contra
sí mismos.
Se podrían seleccionar muchos
párrafos de los textos que acompañan las excelentes fotografías, pero como por el momento solo he leído los que abren el libro, me quedo con estas palabras de la primeras de las
protagonistas, Alejandra Soler Gilabert (Valencia, 1913), alumna de la
Institución Libre de Enseñanza y militante comunista, que se define como una
vieja totalmente optimista y cree que éste será el siglo del cambio de sistema:
“La dictadura no ha sido solo culpable del genocidio sistemático de dos o tres
generaciones de luchadores, sino de la muerte cerebral de las generaciones que
quedaron vivas”.Vencidxs: luces en la tiniebla.
NOTA DE DIARIO DEL AIRE
Deploramos que Blogger publique con las líneas cortadas estos artículos y confiamos en que se repare esta anomalía que incomoda la lectura de quienes siguen este DdA.
DdA, X/2.545
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