jueves, 28 de noviembre de 2013

RÉPLICA DESABRIDA Y MONTARAZ DEL MINISTRO DE REPRESIÓN CIUDADANA

Fernández_Díaz_debate_Eduardo_Madina_ley_antiprotestasLazarillo 
Lo cuenta mi viejo y experimentado compañero de oficio, periodista en Cuarto Poder, y para este Lazarillo las crónicas de Luis Díez Álvarez son de la máxima confianza, pues además de sus muchos años como eficiente cronista parlamentario, a Luis lo mueve siempre la visión perspicaz y aguda de la política e interioridades que se gestan en el Congreso de los Diputados. Dice Díez a propósito del ministro del Interior, también reconocible a partir de ahora -si nada lo remedia- como ministro de la ley de represión ciudadana:

"Al ministro del Interior, Jorge Fernández Díaz, le desagradan tanto las críticas al anteproyecto de ley de Seguridad Ciudadana que el miércoles perdió los papeles en el pleno del Congreso (ver vídeo) y en vez de argumentos para responder a la interpelación del socialista Eduardo Madina, prefirió las descalificaciones: “Usted dice tonterías y ridiculeces…, usted sólo ha dicho barbaridades… ¿Pero quién se ha creído que es usted?” Fernández Díaz anunció que llevará el viernes al Consejo de Ministros un texto que “sólo debe preocupar a los radicales y los violentos”.
La interpelación del secretario general del grupo socialista se basaba en el borrador elaborado por el Ministerio del Interior sobre el nuevo sistema de faltas y sanciones administrativas, disparatadas, con las que el Gobierno, convertido en juez y parte, pretende castigar los escraches, las manifestaciones y las concentraciones no comunicadas, así como la toma de imágenes y transmisión de filmaciones y fotografías sobre las actuaciones policiales. El ministro iba con la intención de no aclarar el texto porque, según dijo, “las últimas modificaciones se están haciendo en la comisión de subsecretarios y no las conozco ni yo”.
Madina dijo que “quieren hacer una ley contra la protesta, una ley de represión ciudadana” con la que proteger “el viaje ideológico” del PP que está reduciendo el concepto de “ciudadano” como sujeto de derechos y deberes a mero “consumidor” que sólo tiene derecho si tiene dinero. Con ese esquema recortan derechos básicos como la educación, la sanidad, la ayuda a las personas dependientes, la alimentación, las pensiones, la vivienda y provocan oleadas y mareas de protestas. “Ustedes son un gobierno que destila miedo y quieren socializar el miedo”, dijo Madina después de afirmar que la ley antiprotestas generará más protesta social y que el PSOE saldrá a la calle y estará al lado de la sociedad frente a esta “intentona antidemocrática”.
El ministro se irritó tanto que en cuanto subió al estrado perdió los estribos y descalificó al adversario por “la cantidad de barbaridades y ridiculeces”. Eso provocó protestas entre los socialistas. Fernández Díaz les pidió aguante y el presidente, Javier Barrero en ese momento, ordenó silencio. “Porque claro, sin conocer nada ya anuncia que la recurrirán al Constitucional, hablan de intentona antidemocrática, de mayoría silenciada, de socializar el miedo…, y eso es una falta de respeto a la Cámara, a los que estamos aquí”, dijo el ministro, visiblemente enfadado.
La portavoz Soraya Rodríguez le mostró el texto del Ministerio del Interior y los socialistas protestaron por la extraña forma de entender la crítica. Pero Fernández Díaz volvió a tachar de “tonterías y ridiculeces” las críticas de Madina. “¿Pero quién se ha creído que es usted para hablar de intentona antidemocrática?”, preguntó Fernández Díaz. “¿A quién pretende impresionar? A mí no.., no me da miedo”, dijo; “lo que nos da miedo son las tonterías que dice”, insistió.
Ante las descalificaciones del ministro, el diputado socialista leyó una ristra de opiniones de personas cualificadas –desde portavoces de la judicatura a la Guardia Civil pasando por la coordinadora de ONG– y concluyó: “Con esta ley está derrotado y con esa intervención está solo”. Fernández Díaz negó en los pasillos que su partido le hayan pedido cambios en la orientación de una norma que contempla sanciones de hasta 600.000 euros para conductas como los escraches que ni siquiera han sido consideradas delictivas por los jueces.

DdA, X/2.553

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