Candidato | Partido | Coalición Apoyo político |
Votos | % | |||||||
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Salvador Allende Gossens | PS | Unidad Popular | 1 070 334 |
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Jorge Alessandri Rodríguez | Ind | PN-DR | 1 031 159 |
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Radomiro Tomic Romero | PDC | PDC-PADENA | 821 801 |
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Total de votos válidos | 2 923 294 | 98,93% | |||||||||
Votos en blanco y nulos | 31 505 | 1,07% | |||||||||
Total de sufragios emitidos | 2 954 799 | 100% | |||||||||
Total de inscritos | 3 539 747 | Abstención: 16,53% |
Cuando Salvador Allende fue elegido presidente de Chile en 1970, tal como se consigna en el cuadro adjunto, la abstención electoral no llegó al 17 por ciento.
La implementación del voto voluntario, el año 2012, amplió de ocho a más de trece millones de personas el padrón electoral. En las elecciones municipales del año pasado, menos de cinco millones y medio de personas acudieron a las urnas, con un nivel de abstención del 60 por ciento que fue considerado “escandaloso” y preocupante por los analistas y los políticos. Entonces se quiso asumir el desafío de aumentar la participación ciudadana, pero el empeño ha sido un fracaso. Ayer domingo fueron alrededor de seis millones setecientos mil personas quienes participaron del proceso electoral, destacando los más de 62 mil votos nulos y 43 mil blancos. Esto significa, según una información facilitada Radio de la U de Chile, que solo votó la mitad de las personas habilitadas para tal proceder.
La abstención de un 50% supera los votos de cualesquiera de los candidatos, algo que deja de manifiesto la identidad de la verdadera ganadora de los comicios. El presidente Sebastián Piñera lamentó esta situación en unas declaraciones al término de la jornada de ayer. ”Espero que en la próxima elección podamos lograr una participación mucho mayor”, afirmó el mandatario, quien explicó que “el voto en Chile es voluntario porque este gobierno envío una reforma y el voto voluntario para que los chilenos voten es por convicción. Y una forma de expresar ese amor por Chile es participando en nuestras elecciones”.
Las razones patrióticas esgrimidas por Piñera no nos valen. Entre aquel Chile entusiasta de 1970, con menos de un 17 por ciento de abstención en las urnas, y el de ahora, median 17 años de dictadura y una etapa transicional marcada por la Constitución del dictador. El 11 de marzo de 1981 -después de que el año anterior se verificara un plebiscito sin registros electorales ni acceso de los medios- la dictadura del general Augusto (1973-1990) dio vigencia a esa nueva Constitución en Chile, en la que se trató de asegurar el papel tutelar del Ejército, afianzar el régimen militar y legitimar el orden social y económico impuesto por la Junta Militar.
Ocho de los nueve candidatos que se presentaban a la presidencia del país en las elecciones celebradas ayer, y en las que venció como estaba previsto la representante del centro-izquierda Michelle Bachelet (a punto de lograr la mayoría absoluta), proponían reformar la Constitución pinochetista, ¡cuarenta años después de que el general felón diera el golpe de Estado contra Salvador Allende que trajo consigo una dura represión y el exilio de miles de chilenos! Cierto que Ricardo Lagos hizo algunas reformas en la Carta Magna, eliminando unos cuantos artículos de carácter autoritario en 2005, pero así todo es de comprender el notable incremento abstencionista que media entre aquel Chile de Allende y el de hoy. No olvidemos, además, que el modelo hacia la democracia en Chile se inspiró en el nuestro, con la diferencia de que aquí no fue el dictador quien impuso una Constitución. Se limitó a imponer un Jefe de Estado, que ahí sigue y solo ha jurado los Principios Fundamental del viejo régimen.
La implementación del voto voluntario, el año 2012, amplió de ocho a más de trece millones de personas el padrón electoral. En las elecciones municipales del año pasado, menos de cinco millones y medio de personas acudieron a las urnas, con un nivel de abstención del 60 por ciento que fue considerado “escandaloso” y preocupante por los analistas y los políticos. Entonces se quiso asumir el desafío de aumentar la participación ciudadana, pero el empeño ha sido un fracaso. Ayer domingo fueron alrededor de seis millones setecientos mil personas quienes participaron del proceso electoral, destacando los más de 62 mil votos nulos y 43 mil blancos. Esto significa, según una información facilitada Radio de la U de Chile, que solo votó la mitad de las personas habilitadas para tal proceder.
La abstención de un 50% supera los votos de cualesquiera de los candidatos, algo que deja de manifiesto la identidad de la verdadera ganadora de los comicios. El presidente Sebastián Piñera lamentó esta situación en unas declaraciones al término de la jornada de ayer. ”Espero que en la próxima elección podamos lograr una participación mucho mayor”, afirmó el mandatario, quien explicó que “el voto en Chile es voluntario porque este gobierno envío una reforma y el voto voluntario para que los chilenos voten es por convicción. Y una forma de expresar ese amor por Chile es participando en nuestras elecciones”.
Las razones patrióticas esgrimidas por Piñera no nos valen. Entre aquel Chile entusiasta de 1970, con menos de un 17 por ciento de abstención en las urnas, y el de ahora, median 17 años de dictadura y una etapa transicional marcada por la Constitución del dictador. El 11 de marzo de 1981 -después de que el año anterior se verificara un plebiscito sin registros electorales ni acceso de los medios- la dictadura del general Augusto (1973-1990) dio vigencia a esa nueva Constitución en Chile, en la que se trató de asegurar el papel tutelar del Ejército, afianzar el régimen militar y legitimar el orden social y económico impuesto por la Junta Militar.
Ocho de los nueve candidatos que se presentaban a la presidencia del país en las elecciones celebradas ayer, y en las que venció como estaba previsto la representante del centro-izquierda Michelle Bachelet (a punto de lograr la mayoría absoluta), proponían reformar la Constitución pinochetista, ¡cuarenta años después de que el general felón diera el golpe de Estado contra Salvador Allende que trajo consigo una dura represión y el exilio de miles de chilenos! Cierto que Ricardo Lagos hizo algunas reformas en la Carta Magna, eliminando unos cuantos artículos de carácter autoritario en 2005, pero así todo es de comprender el notable incremento abstencionista que media entre aquel Chile de Allende y el de hoy. No olvidemos, además, que el modelo hacia la democracia en Chile se inspiró en el nuestro, con la diferencia de que aquí no fue el dictador quien impuso una Constitución. Se limitó a imponer un Jefe de Estado, que ahí sigue y solo ha jurado los Principios Fundamental del viejo régimen.
Puntos de Página
@Los 33 mineros chilenos que asombraron al mundo
@Yo acuso: carta abierta a los ciudadanos de la República de Chile
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DdA, X/2.543
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