Como dice el líder
de Partido Nacionalista Escocés, Salmond, de Escocia respecto a Westmister, la
independencia a la que aspira Catalunya no es el objetivo en sí mismo, sino la
de una vida mejor. Los catalanes no arriesgan nada y tienen mucho que ganar.
Lo exasperante, para
los que somos liberales en política (ahora que los neoliberales retuercen tanto
los conceptos y se adueñan del término "liberalismo" que en su boca y
su quehacer sólo es intolerancia y opresión), es presenciar la nula grandeza de miras que existe entre los generadores de
opinión (más allá de Catalunya) acerca de este asunto. No hay periodista ni
político que trate la "independencia" de quien sea como una idea más,
propia de una sociedad que desea progresar. Sobre todo teniendo en cuenta lo
mucho que maldecimos nuestra suerte el resto, por culpa de todos los que han
mal gobernado a este país durante 36 años y por lo mucho que han robado, y lo
mucho que han traicionado sus programas y su ideario los partidos principales...
Los pueblos, como
todo hijo de familia que se basta tiene derecho a emanciparse, e incluso debe
hacerlo. ¿Qué hace en una familia de ladrones a la que ya no necesita y con la
que, además, no se entiende aquélla y aquélla le hace sentirse, una y otra
vez, extraño a ella?
¿Quién, a menos que
este intoxicado por el tópico y por la
palabrería de los falsos y cínicos patriotas: esos que se llevan el dinero a
otra parte; esos que sólo les interesa el bien común y lo público para abusar
del uno y del otro y enriquecerse; esos que se asignan jubilaciones millonarias
-otra forma de robar-; esos que entonan
constantemente cantos a la libertad -sólo la suya-... tiene derecho a negársela
a un pueblo que desea su pleno desarrollo cultural y político, y en definitiva
la emancipación completa de un Estado compuesto por quienes al fin y al cabo
le ignoran o le detestan?
La deriva que va
tomando este país, aparte el saqueo salvaje al que le han sometido tantos
malhechores durante veinte años, empuja a no desear pertenecer a él ni a
figurar en sus registros oficiales. Razón suficiente para comprender a quienes
desean otra cosa y se esfuerzan en conseguirla. La simple ilusión de ser libres
respecto a quienes dicen estar dispuestos a españolizar a Catalunya, ha de ser
un atractivo esplendoroso para millones sin presente ni futuro. El sueño basta
para compensar otras carencias. Incluso los que no vivimos allí ni
"somos" de allí pero sí liberales de verdad, vemos en ese propósito
la mejor manera de sacudirse un pueblo esta crisis pavorosa que, como la peste,
amenaza a millones de personas. España no se merece Catalunya. Como no se
merece Euskadi. Y no sé si tampoco Galiza. La caída de una rama, es la mejor
señal de que el tronco está podrido... Viva Catalunya lliure.
DdA, X/2.553
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