Maruja Torres
El simbolismo de lo real –no hace falta citar a
Lacan, ya tendría que ser en su cementerio– resume contundentemente los
11 años transcurridos entre la catástrofe del Prestige y esta
vergonzosa sentencia judicial postrera, recién ingresada en nuestra
cuenta nacional, que declaramos cada día en negro luctuoso.
De la mierda del chapapote en Galicia, con la correspondiente actuación
del Partido Popular, tan burda que ya entonces asustaba, a la porquería
de la basura en Madrid, Lady Ansar mediante. Por en medio, ahora ya lo
sabemos, la vivisección sin anestesia a que nos ha sometido el PP, como
resumen de sus obras completas. Once puñeteros años, han pasado. En el
ínterin, un bravo movimiento, Nunca máis, y la no menos decente reacción
de la ciudadanía en las calles, convocada por la plataforma del No a la
Guerra, antes de la invasión de Irak. Y, mucho después, el 15M, la PAH.
Focos sueltos, pero tenaces, de rebeldía e insumisión, para prender la
fogata de las masas inertes y entregadas. Nunca un incendio total, ni
siquiera una amenaza. Nunca ponerse en pie todos a una. Se refuerza la
porra, y el rosario añade cuentas, engreído. El pobre Francisco no va a
poder echar, si es que lo intenta, a sus mercaderes de su templo.
Rompe el corazón huronear en hemerotecas. Duele ver que diarios
llamados de referencia –lo siguen siendo: referencia de la genuflexión,
hoy en día– tienen que acudir ahora, en este duelo por la vergüenza del Prestige ysu injusticia, a
lo que ellos mismos publicaron hace 11 años. Porque hoy no serían
capaces de escribir tan clarito. Lo hacen por eso. Para cubrir espacio,
ahorrar y seguir pareciendo buenos.
Sí, duele mucho, el puñal Hemeroteca. Hace 11 años anunciaban a bombo y platillo, las magias de sus amigos de la Banca.
En mayo de 2003, apenas medio año después del desastre ecológico
gallego, a casi tres meses del inicio de los bombardeos de Irak y a
pocos días del comienzo del criminal desmembramiento y colonización del
país mesopotámico; es más, un día antes de la tragedia del Yak 42, tan
burda y atrozmente manipulada por el partido gobernante... Después de
todo eso, el PP ganó las elecciones municipales en Galicia –y en más
Españas de las que hay–, mientras el PSOE solo ascendía levemente,
orgulloso ya de su catalepsia. Nos quedaban más cruces, tales como el
miserable atentado islamista del 11-M, las mentiras y la pena que
siguieron, y la maldad que se extendió contra las víctimas heterodoxas.
Luego, algo de luz, creímos, cuando intentamos hallar la honestidad en
un ZP que que ya era carne de jarrón chino con futuro libro de desidias,
más que de memorias.
¿Cuánto hemos aguantado, desde entonces?
¿Dónde están las culpas? ¿Dónde, las conciencias? En el fondo del mar.
Matarile-rile-rón. Chimpón. La culpa fue del océano, ya saben.
Puntos de Página
El Diario
DdA, X/2.539
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