A los siete años empezó a estudiar música en su pueblo, Guillena, y más adelante se tituló en el grado medio en el Conservatorio Profesional Cristobal de Morales de Sevilla. Con catorce años logró que sus padres le compraran la primera guitarra y a partir de ahí, aunque ella aspirara en principio a ser la chica de los coros, esa voz que no se sabe bien de donde viene pero que tan estupenda queda en una canción, acabó poniéndole música y letra a la memoria del olvido, la que sigue enterrada en fosas y cunetas por toda España. Lucía Sosa Campos, Lucía Sócam, tiene a gala ser la cantautora que más veces ha frecuentado los cementerios de nuestro país poniendo su voz al servicio de esa memoria y de quienes comparten su sentimiento y derecho a la verdad, la justicia y la reparación:
"Ese compromiso me viene de cuando grabamos mi segundo disco, Verdades escondidas, basado en dieciocho historias reales de distintos protagonistas anónimos de la Guerra Civil y la posguerra, historias que llegaban a la gente y le hacía sentirse liberada al oír esas canciones en la voz de una chica joven. A mí me gusta seguir llamándole canción de autor o canción protesta porque eso es lo que es, sin más. Nuestras canciones tienen un contenido social importante porque están siempre al lado del pueblo, de nuestros vecinos, de los más desfavorecidos. Por estas cosas nos diferenciamos de otros que se hacen llamar cantautores sin saber cuál es el significado de esa palabra".
-¿No está tu generación un poco distante de esa estética y de aquella ética de la canción protesta, a pesar del grave problema de desempleo que actualmente soporta?
Los mercados,
el capitalismo, se ha encargado de hacer bien sus deberes y de incluirnos
dentro de una sociedad de consumo que poco tiene que ver con aquella sociedad
de los setenta. Aquellos jóvenes salían a la calle para conseguir unas libertades que la dictadura
les prohibía. Nosotros estamos obligados a salir a la calle para conservar, al
menos, los derechos que aquellos jóvenes con sus manifestacione
consiguieron para todos. Yo ofrezco mi canción aportando un granito de arena, porque creo
realmente que este mundo se puede cambiar. No será fácil, pero se puede, y
juntos podremos. A través de la música también se puede llegar a un público que
habitualmente no se mueve en los círculos más activos y que si se para a oír
tres o cuatro minutos de una canción puede sentirse sensibilizado.
La mayoría de las canciones que intepreta Lucía Sócam están compuestas por ella misma, auuque en ocasiones también canta a poetas cuyos versos ha musicado: García Lorca, Benedetti, Gabriel Celaya, Miguel Hernández, Pablo Neruda... Asimismo ha versionado canciones muy conocidas de Paco Ibáñez, Victora Jara o Nacha Guevara.
-¿Que factores humanos, ideológicos o históricos te mueven al componer un tipo de canción focalizada en las víctimas y desaparecidos del franquismo?
Hasta que
conocí a mis compañeros de la Asociación para la Recuperacion de la Memoria Histórica
19 Mujeres de Guillena no tenía ni idea de qué era eso del franquismo y la Guerra Civil, ni mucho menos que había miles de muertos sin nombre en las
cunetas de nuestro país. Fue entonces cuando tomé conciencia de todo eso que
ha me hecho crecer como persona y como cantautora. No solo descubrí
la historia de mi país, sino que me encontré con un historia familiar que no conocía. Descubrí que mi abuelo fue condenado a 30 años de prisión por haber luchado en
el ejército republicano defendiendo a su país; que su hermano lo acompañaba
pero no volvió, lo mataron, y que mi tia-abuela era una de las 17 Rosas de
Guillena asesinada en Gerena. Descubrí que vivía en un país muy agradecido con Europa
y muy descortés con sus propios muertos. Que haya más de cien mil españoles
enterrados en cunetas y fosas comunes y que el Estado se tape los ojos es
imperdonable.
-¿Qué impresiones humanas directas has sacado de tu experiencia como cantautora de esa memoria enterrada?
He sido
testigo de varias exhumaciones. Fui voluntaria en alguna de ella con la Asociación para la Recuperación de la Memoria Histórica.
Además, mi asociación fue coordinadora de la exhumación de las conocidas como
las 17 Rosas de Guillena donde varios familiares fuimos voluntarios y
trabajamos codo a codo con arqueólogos y antropólogos. Algunos dicen que hay que dejar a los
muertos en paz y otros dicen que los dos bando tuvieron muertos. En las exhumaciones en que yo estuve, no estaban precisamente descansando en paz, porque en poco más de dos
metros por dos se encontraban numerosos esqueletos esperándonos. Todos los
personas que hemos rescatado fueron sacados de sus casas y asesinados después,
no estaban en ningún frente. Evidentemente,
si no se condena el franquismo y no se declara ilegal ese régimen, estos asesinatos
siguen siendo legales, así como sus juicios (el que lo tenga) y sus consejos de
guerra (el que lo tenga). Tristemente tienen que ser las familias las que casi
mendiguen la posibilidad de poder recuperar los restos de sus familiares
asesinados. Tenemos una democracia cuyas bases fueron creadas con los
herederos del fascismo, por eso no es difícil pensar que el Estado español no condena
abiertamente los crímenes de franquismo como crímenes de lesa humanidad, porque
muchos responsables de esos asesinatos se vistieron de demócratas y siguieron instalados en las instituciones en la Transición.
-Háblame de tu próximo calendario de actuaciones, entre las que creo hay un homenaje a Teresa León en noviembre. ¿Has compuesto algo en referencia a esa gran escritora, nublada posiblemente por la nombradía abusiva que tuvo su marido, Rafael Alberti?
La editorial
Atrapasueños ha sacado un libro con textos inéditos de Maria Teresa León seleccionados
por su hija Aitana Alberti, que me ha invitado a participar en algunas
presentaciones de ese libro titulado “La memoria dispersa”.
En agradecimiento a la dedicación de María Teresa y su lucha por el futuro (por
nosotros), he compuesto una canción titulada “Tu regreso silencioso”. Desgraciadamente,
haciendo el tipo de música que hago no me llueven las ofertas de trabajo, pero
sí hay un público minoritario que me sigue. Me quedan pocas ciudades por
visitar en España, incluso he cruzado la frontera francesa y portuguesa, y viajé a La Habana al preestreno de mi
último disco “Viejos tiempos/Nuevos tiempos”.
DdA, X/2.507
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