Ana Cuevas
Hablamos
de un expolio general. El de la sanidad pública y universal que
pertenecía a todos los ciudadanos y que era el mejor indicador de una
sociedad desarrollada y justa. Su
desmembramiento (y posterior reparto entre mercachifles y particulares
con ánimo de lucro) se ha convertido en un saqueo que no cesa. Pero
hablamos de algo más.
Nos roban el mayor de los bienes que puede tener
un pueblo, su derecho a la salud.¿Y esperan que nos quedemos quietos? A
lo mejor no cuentan con la férrea resistencia de la gente a dejarse
arrebatar este gran tesoro. En Aragón, por ejemplo, más de cuatro mil
personas salieron el pasado jueves a las calles para evitar que
desmantelaran el servicio de ecografía y mamografía de un centro de
salud zaragozano, el Pablo Remacha. El Consejero de sanidad sr.
Oliván, haciendo gala de la sensibilidad y talante democrático que le
caracterizan, reaccionó al mensaje de los manifestantes organizando un
"atraco" nocturno al consultorio para llevarse por las bravas los
aparatos. Todo esto en sociedad con el Delegado del Gobierno, don
Gustavo Alcalde, que puso a su disposición un nutrido grupo de
antidisturbios (unos cuarenta) para guardar las espaldas de los "cacos".
Dos esbirros de la Consejería que reventaron las puertas a patada
limpia, dañando incluso el mobiliario del centro, para poder acceder a
los polémicos aparatos. Muy sutil el asunto, ¿no les parece?.
Lo más
grave es que corre el rumor de que eliminar los servicios de radiología
de los barrios zaragozanos tienen como objeto beneficiar los intereses
de algún amiguete. Resumiendo: una vez privada la ciudadanía de los
suficientes recursos para preservar su salud solo nos quedará morir al
palo. Si nos sale un bulto en el pecho tendremos dos opciones, pagar una
mamografía en un centro privado, si tienes pasta para hacerlo, o
desesperar en una interminable lista de la pública. Durante ese tiempo,
hasta conseguir la prueba, las enfermedades avanzarán irremediablemente.
Conclusión: mucha gente se hallará en grave riesgo de muerte por el
simple hecho de ser pobres. Esto es algo más que un atraco con
nocturnidad y alevosía. Posee suficientes indicios para tipificarse como
un delito contra el pueblo. Un atraco con desenlace criminal.
Señor Fernández-Lasquetty: Esta semana celebramos el Día Mundial Contra el Cáncer de Mama
y sabemos que en su partido no están muy acostumbrados a interpretar
bien las cifras pero esperamos que éstas, que son pocas, pueda usted
interpretarlas con facilidad.
Desde hace catorce años se realiza en la Comunidad de Madrid el screening de mama, es decir, el programa de mamografías preventivas a mujeres de entre 50 y 69 años. A fecha 2010, la población diana era de 763.456 mujeres en el rango de edad que sus estudios han decidido que tienen que ser revisadas por el cribado según sus bases de datos (CIBELES). Siendo generosos, vamos a quitar de esa cifra 163.456 mujeres, suponiendo que son pacientes ya patológicas y, por lo tanto, son excluidas del screening. Como la revisión es bianual, el grupo a revisar sería la mitad, quedando como población diana para este año un total de 300.000 mujeres. Observará que somos buenos y le ponemos los números fáciles de leer e interpretar.
De este número, y para que el screening fuera valorable, la Consejería de Sanidad de Madrid marcó que se aplicaría en el año 2013 a 170.000 mujeres. Si usted reconoce que la actividad no se ha desarrollado durante siete meses, ¿de dónde saca usted que el número de mujeres perjudicadas por este problema es de 30.000?. ¿Es que han realizado 140.000 estudios? Las mamografías de sospecha, que deberían haber sido derivadas a las distintas Unidades de Mama de Referencia para estudios complementarios, no han llegado. ¿Acaso tenemos una epidemia de salud en la Comunidad de Madrid? La verdad es que la figura que viene a la retina cuando pensamos en ustedes, es la de los trileros. ¿Dónde está la bolita?
TRILEROS DE LA SALUD
Lazarillo considera necesario añadir al excelente artículo de Ana, publicado en el Día contra el Cáncer de Mama, la carta que hoy mismo dirige al consejero de Sanidad del gobierno de la Comunidad de Madrid, señor Fernández-Lasquety, la presidente de la Asociación Madrileña de Enfermería (AME), Victoria Trujillo, calificando al tal consejero y a quienes le asesoran como se indica en el título:
Desde hace catorce años se realiza en la Comunidad de Madrid el screening de mama, es decir, el programa de mamografías preventivas a mujeres de entre 50 y 69 años. A fecha 2010, la población diana era de 763.456 mujeres en el rango de edad que sus estudios han decidido que tienen que ser revisadas por el cribado según sus bases de datos (CIBELES). Siendo generosos, vamos a quitar de esa cifra 163.456 mujeres, suponiendo que son pacientes ya patológicas y, por lo tanto, son excluidas del screening. Como la revisión es bianual, el grupo a revisar sería la mitad, quedando como población diana para este año un total de 300.000 mujeres. Observará que somos buenos y le ponemos los números fáciles de leer e interpretar.
De este número, y para que el screening fuera valorable, la Consejería de Sanidad de Madrid marcó que se aplicaría en el año 2013 a 170.000 mujeres. Si usted reconoce que la actividad no se ha desarrollado durante siete meses, ¿de dónde saca usted que el número de mujeres perjudicadas por este problema es de 30.000?. ¿Es que han realizado 140.000 estudios? Las mamografías de sospecha, que deberían haber sido derivadas a las distintas Unidades de Mama de Referencia para estudios complementarios, no han llegado. ¿Acaso tenemos una epidemia de salud en la Comunidad de Madrid? La verdad es que la figura que viene a la retina cuando pensamos en ustedes, es la de los trileros. ¿Dónde está la bolita?
Victoria Trujillo, presidenta de la Asociación Madrileña de Enfermería (AME)
DdA, X/2.515
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