Félix Población
Desde que el hijo del
excelente escritor falangista Rafael García Serrano insultó públicamente en un
medio de comunicación a la consejera de Salud de la Generalidad de Cataluña,
Marina Geli, yo diría que ofensor ha ascendido
en el escalafón de colaboradores de la empresa no mencionada. Es más, estoy
convencido de que esa empresa valoraba entonces el agravio como incentivo para incrementar
su magros índices de audiencia, de modo que no bastaba con descalificar la gestión
de la citada consejera de Salud, como compete a un medio de comunicación
crítico, sino que había que ultrajar personalmente a la hoy diputada del Partido
Socialista de Cataluña.
Eso es lo que hizo de palabra quien de seguro habrá
recibido una educación judeo-cristiana, muy proclive a la clase de jerga motivo de la querella en cuanto la sexualidad se entiende en contra de lo que esa mala educación originó en muchos de sus fieles: Esta tipa es una zorra repugnante. Es una
guarra. Es una puerca, y está fabricando degenerados.
Esa jerga dice haberla proferido quien así brama como juicio crítico sobre la educación sexual
desarrollada por el departamento de la citada señora. El abogado que le defiende
estima que tal proceder no es delito sino falta, por entender que no hay
mortificación de la persona. Esto es, que según el diccionario de la Academia
de la Lengua no afligió, no desazonó o causó pesadumbre o
molestia a la ofendida.
La ofendida cree que las disculpas dadas por
el ofensor no redimen del atentado contra el honor y la difamación. El
juicio ha quedado visto para sentencia y tengo el presentimiento de que la
ofendida se quedará con la ofensa y el ofensor, reafirmado en su privilegio de
ofender hasta la próxima. Ojalá me equivoque.
DdA, X/2.501
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