El precio de la carne de
periodista ha vuelto a devaluarse en Asturias. Hace una semana escuché
con estupor como un diputado del PP en la Junta General, su señoría
Cuervas-Mons, mostraba su engolada y prepotente indignación ante el
hecho de que los redactores de la RTPA iban a las ruedas de prensa y
preguntaban cosas que no se correspondían con el tema de la
convocatoria.
Qué traviesos, qué malones, toca ir a setas y ellos quieren ir a
Rolex. Mira que no dar las gracias al cielo por poder escuchar gratis a
nuestros estadistas. Es posible que este diputado de ración (va en el
menú de la lista cerrada desde hace años) siga los pasos de su jefe
Rajoy y empiece a dar ruedas de plasma (antes llamadas ruedas de prensa)
para que no haya preguntas impertinentes o extemporáneas. Lo lógico
sería pensar que un tipo que cobra al mes 4.550 euros por representar a
los ciudadanos tenga incluido en el sueldo contestar a preguntas que no
vienen en el guión ¿no? En todo caso, siempre puede hacer lo mismo que
hace Mariano Rajoy y, simplemente, no contestar a nada de lo que se le
pregunta, mentir al hacerlo o recurrir al clásico diálogo de besugos:
-¿Dónde vas?
-Manzanas traigo.
Por si fuera poco, el sindicato UGT le ha puesto la proa con muy
malos modos a un veterano periodista: Xuan Cándano. Los palos y el acoso
al redactor vienen, “casualmente”, después de que una revista en la que
este profesional participa haya publicado algunas informaciones que
revelan ciertas actividades ugetistas a las que resulta difícil
encontrar cualquier parecido con una supuesta praxis sindicalista. Tanto
despotismo indica que algo falla. A los políticos que defienden a otros
políticos se les elogia por demócratas. Los sindicalistas se parapetan
tras la defensa de la clase trabajadora para justificar sus fines y sus
medios. Pero si los periodistas nos defendemos unos a otros somos
tildados de corporativistas incluso por algunos de nuestros colegas que
han olvidado esa frase de Juan Cruz: “los periodistas son gente, que
escriben sobre lo que le pasa a la gente para que los entienda la
gente”. El tiro al periodista se ha convertido de nuevo en una de las
expresiones de la intolerancia a la que huele este país con una
intensidad cada vez menos soportable.
Las empresas periodísticas han esquilmado las redacciones, rebajado
las condiciones de trabajo al nivel de penosas, nombrado jefes a los
tiralevitas y burócratas de la redacción o a paracaidistas que jamás han
dado una noticia. La derecha y la ultraderecha que nos gobiernan andan
también muy crecidas con los periodistas. En los últimos tiempos han
inventado modelos de censura cada vez más depurados. Amén de la
autocensura que genera la precariedad laboral aguda en la que se mueven
los profesionales, se dan por buenas fórmulas “de comunicación” tan
aberrantes como las ruedas de prensa sin preguntas o las comparecencias
autotelevisadas a través “Marianovisión”. En resumen: libertad de
expresión para todos, menos para el mensajero. Si cuando los periodistas
dan noticias o preguntan y defienden su derecho a hacerlo reciben
mordiscos de políticos y sindicalistas y muchos de sus colegas miran a
otro lado, esto está peor de lo que parece. Sin políticos y
sindicalistas no hay democracia sana, pero sin periodismo independiente
tampoco.
Así que la única forma de defenderse es seguir en el tajo. Hacer
periodismo a diario, en todas las ocasiones como reza el lema de
Asures.info. El periodismo es como el movimiento: se demuestra andando o
informando, respectivamente. El valor de poner en marcha nuevos medios
de comunicación en estos tiempos tan marrones es la mejor muestra de que
el afán por contar lo que pasa y hacerlo con la mayor profesionalidad
posible, es una fuerza mayor que la de quienes siguen siendo de la
opinión censora de los torquemadas que prefieren que la gente se piense
bien lo que dice en vez de decir lo que piensa.
DdA, X/2.524
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