Ana Cuevas
Cuando
era niña, mi abuelita me obligaba a comer sesos rebozados. De lo que se
come se cría, aseguraba la mujer para intentar convencerme de que la
ingestión de ese pequeño cerebro de cordero me haría más lista. El
experimento de la yaya no contaba con mi precoz resistencia leonina a
comer vísceras de otros animalillos. De hecho acabé volviéndome
vegetariana perdida. Por lo cual, me quede con el cerebro que venía de
fábrica y nunca pudimos comprobar su extravagante teoría.
He sabido que
recientemente unos científicos austriacos han creado microcerebros
humanos a partir de células madre. Las posibilidades que entraña este
descubrimiento me han puesto la imaginación a toda vela. Aparte del gran
avance que puede suponer para la investigación de enfermedades como el
Parkinson o el Alzheimer, ¿no me digan que no les pone un poco fantasear
con el tema de los trasplantes de cerebro? A mí si, lo admito. Podría
ser la solución para la legión de descerebrados que rigen nuestras
vidas. La salvación de la especie. Descerebrados globales que especulan
con la ingeniería financiera del planeta, con sus recursos naturales,
con los alimentos y las hambrunas de los pueblos, con guerras
prefabricadas sobre falsas premisas que esconden oscuros y bajos
intereses.
O
también para los descerebrados locales. Para Rajoy y su equipo
borderline de gobierno. Lo están pidiendo a gritos. Quizás pudieran
ubicar un microcerebro nuevo donde habitan unos órganos que huelen a
podrido. O acoplarlo a las rancias neuronas que han heredado los
cachorros peperos para estimular el riego y evitar la anoxia que les
transforma en peligrosos tontos de los cojones.
Yo le veo muchas
posibilidades al asunto. Además, con semejantes candidatos, las
operaciones se simplificarían mucho. En algunos casos no hay nada previo
que extirpar. El cráneo solo protege un agujero negro y huero que jamás
ha conocido la actividad neuronal. Aunque me temo que, en estos yermos
campos, sería un milagro que prendiera el injerto por muy microscópico
que fuera. ¿Rajoy, Fátima Báñez, Montoro...? Habría rechazo. Fijo.
DdA, X/2.471
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