Jaime Richart
Sabemos que es mucho mayor desgracia la de
quien ha visto y no ve que la de quien nació
ciego. Pues bien, a los españoles
de las últimas
generaciones se les ha privado de la vista. Nos dicen que "hemos vivido
por encima de nuestras posibilidades": otra más
de las incontables mentiras con las que nos quieren responsabilizar los
haraganes y truhanes de sus propias fechorías.
Las "posibilidades", no éramos
nostros quienes las podíamos
razonablemente sopesar todos estos años
atrás. Las posibilidades nos las
endosaron ellos: los que viven igual que antes, los que viven mejor que antes y
los que se han enriquecido a nuestra costa.
Políticos de todos los colores y todos los niveles, de los gobiernos central, autonómicos y municipales, empresarios del Ibex, banqueros, terratenientes y esos que, generación tras generación, vienen viviendo parapetados tras sus considerables patrimonios, son los responsables verdaderos de la desmembración social que vivimos y de la ruina que padecemos: justo castigo de los prestamistas. Lo que sucede es que quienes soportan el castigo no son ellos, dilapidadores y ladrones, que fueron quienes recibieron el dinero, sino millones de inocentes y confiados españoles.
Todos ellos nos empujaron a "vivir por encima no de las nuestras, sino de sus posibilidades", pues no han sido ellos quienes han hecho frente a las deudas y a las consecuencias de las deudas. Nos mostraron primero durante unos cortos años qué es bienestar, pero luego nos lo arrebataron al expulsarnos del empleo, al dejarnos sin casa e incluso sin comida; al robarnos el presente y el futuro y frustrarnos la esperanza. Malditos sean...
Políticos de todos los colores y todos los niveles, de los gobiernos central, autonómicos y municipales, empresarios del Ibex, banqueros, terratenientes y esos que, generación tras generación, vienen viviendo parapetados tras sus considerables patrimonios, son los responsables verdaderos de la desmembración social que vivimos y de la ruina que padecemos: justo castigo de los prestamistas. Lo que sucede es que quienes soportan el castigo no son ellos, dilapidadores y ladrones, que fueron quienes recibieron el dinero, sino millones de inocentes y confiados españoles.
Todos ellos nos empujaron a "vivir por encima no de las nuestras, sino de sus posibilidades", pues no han sido ellos quienes han hecho frente a las deudas y a las consecuencias de las deudas. Nos mostraron primero durante unos cortos años qué es bienestar, pero luego nos lo arrebataron al expulsarnos del empleo, al dejarnos sin casa e incluso sin comida; al robarnos el presente y el futuro y frustrarnos la esperanza. Malditos sean...
DdA, X/2.492
No hay comentarios:
Publicar un comentario