"También se convirtió la movida en el eje de una nueva mentalidad
directamente relacionada con el 'boom' económico que acompañó la otoñal
primavera de la democracia española: así como se hacía dinero fácil, así
también podían hacerse novelas blandas, filosofías débiles,
arquitecturas fragmentarias y pinturas mínimas. Se confundieron el gesto
con el pensamiento, la imagen y la realidad, lo versátil con lo
versado." (Eduardo Subirats)
.
He de confesar que, para mí,
el mazazo del sábado día 7 de septiembre no fue el rechazo a la
candidatura de Madrid como sede olímpica en 2020, sino los discursos de
Rajoy, Ana Botella y compañía. Siento todo el respeto del mundo por el
deporte español y lamento la frustración de muchos ciudadanos que
estaban ilusionados con la candidatura. Pero lo verdaderamente desolador
fue la representación de la España oficial en Buenos Aires. No puedo
entender que se atrevan sin sonrojarse a hablar en inglés de forma tan
lamentable. Y, por otro lado, las perogrulladas del señor Rajoy no hacen
más que acreditar la mediocridad de nuestra mal llamada clase política.
¿Cómo
no recordar que el que fuera presidente de la tan denostada por los
peperos 2ª República tradujo a Borrow del inglés y también del francés
obras clásicas de Madame de Staël? Y, ahora, más de 80 años después, en
un mundo globalizado, resulta que muchos de nuestros dirigentes no son
capaces ni siquiera de leer bien un discurso en otro idioma que no sea
el suyo. ¿Cómo no incidir, pues, en la medianía que preside nuestra vida
pública? ¿Cómo no reivindicar un Estado, el que se proclamó en 1931, en
el que, según Juan Marichal, coincidieron las dos Repúblicas, la de las
letras y la del Estado, y eso fue nada menos que en la Edad de Plata de
nuestra cultura?
Pero, ante todo, quiero hablar de Madrid, de
cuándo se nos jodió Madrid. Aquí, pasamos del Madrid de la movida con
Tierno Galván de alcalde, al Madrid de los sucesores respectivos de
Esperanza Aguirre y Gallardón. Del Madrid de la movida al Madrid de la
majeza y el casticismo redivivos. Del Madrid de los inolvidables bandos
que escribía Tierno mimando el castellano, al Madrid de las
perogrulladas y de los recortes a lo público de sus actuales dirigentes
en lo autonómico y municipal.
¿Qué se hizo de aquel Madrid,
rompeolas de las Españas y distrito federal para que terminara siendo el
Madrid arengado por Jiménez Losantos?
Un tándem: Tierno y
Leguina, que terminaría dando paso a Gallardón y Esperanza Aguirre.
Vuelvo a parafrasear a Vargas Llosa: ¿Cuándo se nos jodió Madrid? Y
conste que no tengo idealizados ni a Tierno ni a Leguina, lo que no me
impide ver la diferencia abismal que tiene ese tándem con respecto a los
actuales dirigentes peperos de la capital.
Y es que se diría que
se impuso el Madrid de la zarzuela y de la majeza, y que nada queda, ni
siquiera el recuerdo de aquel Madrid que para Azaña "era el principio de
la vida", de aquel Madrid del que habló con envidiable prosa Corpus
Barga en sus Memorias.
Doña Ana Botella, con un inglés deficiente,
haciendo no menos ridículo que su marido cuando se creyó Américo Castro
en una universidad norteamericana.
Compare el lector por un
momento a Tierno con la consorte de Aznar. Y, tras ello, se preguntará,
como lo vengo haciendo en este artículo, cuándo se nos jodió Madrid. 20
años que marcan un abismo, 20 años que marcan el fracaso del
bipartidismo en esta 2ª Restauración borbónica que, como vengo
escribiendo, agoniza.
No, no nos merecemos esta derecha casposa e
iletrada. Tampoco nos merecemos una izquierda de siglas que consiguió
por méritos propios perder la confianza de la ciudadanía. Y menos aún
nos merecemos un bochorno como el que nos hicieron pasar el pasado
sábado esa especie de corte milagrera que de desplazó a Buenos Aires a
costa del dinero público.
¿Cuándo se nos jodió Madrid? No
olvidemos que la derecha pepera se instaló en la Alcaldía capitalina
cuando el PSOE aún parecía invencible. Y si Madrid marca la pauta de la
política española, no podemos evitar creer que lo que ahora tenemos es
aún susceptible de empeorar.
Y mire usted que parece difícil.
Puntos de Página
Consternación en el PSOE por el apoyo de Rubalcaba al ridículo olímpico
Alfredo Pérez Rubalcaba, Jaime Lissavetzky, Soraya Rodríguez, Albert Soler… Son tantos los dirigentes socialistas que han apoyado el ridículo olímpico, con Ana Botella
a la cabeza, que las bases socialistas están que trinan contra sus
dirigentes. Tras casi mes y medio de vacaciones, varios diputados y
senadores del PSOE han comentado este martes en los pasillos de las
cámaras lo "inexplicable" de este apoyo cerrado de la cúpula socialista a "algo que se veía venir" y juzgan "incomprensible" que Rubalcaba salve a la alcaldesa madrileña para cargar las tintas sobre el periodista Pedro Jota Ramírez,
por su ya célebre "patinazo" anticipando la victoria olímpica. Lo
cierto es que la sensación grotesca y esperpéntica que ya tenían los
españoles hacia sus políticos ha aumentado aún más y amenaza también con
pasarle la misma factura a los socialistas "sin comérnoslo ni bebérnoslo… salvo Jaime, claro", comentaba en privado un dirigente socialista regional en ironica alusión a Lissavetzky, que ha recorrido medio mundo con el PP vendiendo la candidatura olímpica, desde Quebec hasta Moscú, con parada y fondo en Buenos Aires en hoteles de cinco estrellas durante todo el largo y costoso itinerario. Leer más de este artículo
DdA, X/2.479
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