"...Era éste el que había atraído mi atención desde el principio, sin
duda por su estatura primero, y luego también por su manera de moverse.
Un tipo de movimiento muy curioso, muy fluido, pero sobre todo muy
concentrado, quiero decir muy concentrado en sí mismo. La mayoría de la
gente cuando se mueve lo hace en función de lo que tiene alrededor.
Justo en este momento, mientras escribo, Constantine pasa por
delante de mí arrastrando la tripa sobre el suelo. Esta gata no tiene
ningún proyecto en la vida y sin embargo se dirige hacia algo,
probablemente un sillón. Y eso se ve en su manera de moverse: va hacia
algo, y recalco el "hacia". Mamá acaba de pasar en dirección a la puerta
principal, se va a hacer la compra y de hecho, ya está fuera, su
movimiento se anticipa a sí mismo. No sé muy bien cómo explicarlo, pero
cuando te desplazas, de alguna manera ese movimiento hacia algo te
desestructura: estás ahí y a la vez ya no estás porque ya estás yendo a
otra parte, no sé si me explico. Para dejar de desestructurarse habría
que dejar de moverse por completo. O te mueves y ya no estás entero, o
estás entero y ya no te puedes mover. Pero ese jugador en cambio, en
cuanto salió al terreno de juego, sentí, con respecto a él, una cosa
distinta. La impresión de verlo moverse, sí, pero a la vez seguía ahí.
Absurdo, ¿verdad? [...] Lo que hace la fuerza del soldado no es la
energía que emplea en intimidar a su adversario, sino la fuerza que es
capaz de concentrar en sí mismo, centrándose solo en sí".
De "La elegancia del erizo"
¿Cuántas veces nos han dicho lo metidos que parecemos estar en nuestras
propias burbujas? Y ahora la idea no se me antoja tan terrible, teniendo
en cuenta la sociedad de la que nos rodeamos. Bien es verdad que no
podemos huir de nuestro alrededor y que sería de absolutos insensatos
abstraerse en una burbuja sin ver ni escuchar nada más que a nosotros
mismos, pero antes de enfrentarse a la temible realidad, nos conviene
tener un pequeño refugio, un lugar donde podamos mirarnos, conocernos,
saber qué debemos hacer y decidirlo despacio, sin prisa. Necesitamos una
pequeña burbuja para, precisamente, mirar a la realidad de frente.
Me da la sensación de que todo se evapora en apariencias de gente muy
segura que a la mínima se desmorona como un castillo de arena. Si
quieres ser valiente tienes que tener claro por qué quieres serlo; y lo
que me parece que escasea es el autoconocimiento, lo cual nos lleva a
una completa falta de motivación. Saber qué nos gusta, qué queremos y
cómo queremos ser en la vida.
Me encuentro a jóvenes deprimidos, sumidos en wifis y fiestas nocturnas
que les han prometido relaciones y diversión y han terminado siendo un
fraude. Esas pobres criaturas han sido privadas de una burbuja
autóctona, y les han encerrado en una prefabricada.
Quizá sea ese el problema y quizá a eso se refieran los sabios cuando nos acusan de estar metidos de continuo en burbujas.
Las burbujas no son malas del todo, pero debes fabricarlas tú mismo.
DdA, X/2.490
No hay comentarios:
Publicar un comentario