EL TORO DE LA VEGA Y EL ELEFANTITO LLORÓN

Lazarillo

Vaya para quienes hoy participen activamente una vez más en la barbarie del Toro de la Vega, en la vistosa localidad vallisoletana de Tordesillas, para quienes la celebran en la pasividad de una tradición que espanta y para quienes la defienden, sostienen y promocionan desde todas las instancias oficiales, el mero enunciado de una noticia recientemente publicacada y el soneto que mi apreciado Emilio Silva me participa a través de Facebook a propósito del toro. Me gustaría creer que una y otro podrían tener sus efectos en la sensibilidad de los partidarios de ese escarnio, o en la de quienes desde las administraciones de gobierno lo permiten y aun lo proclaman o fomentan, pero tengo más confianza en la sensibilidad del elefantito y el toro, qué le vamos a hacer. La de Emilio es evidente y se cuenta en palabras. Magnífico el soneto, de veras.

Dice la noticia: " Un elefante recién nacido estuvo llorando durante cinco horas sin parar después de que su madre lo rechazara tras nacer, en la reserva animal Shendiaoshan, en Rong-cheng, China. Los veterinarios creen que la madre se puso nerviosa tras tenerlo, y, confusa, golpeó a su cría recién nacida cuando se la presentaron poco después del nacimiento El personal de la reserva curó las heridas que sufrió la cría y se lo devolvieron a la madre más tarde, creyendo que la madre podría aceptarlo ahora, sin embargo, no fue así y volvió a golpearlo.

Según el trabajador que se encargó de cuidar al elefante, y que finalmente lo ha adoptado, en el momento en el que le separaron de su madre y le acostaron, tapándole con una manta, el pequeño empezó a llorar desconsoladamente durante cinco horas.

El bebé elefante fue bautizado con el nombre de Zhuang-zhuang. Su cuidador, que le ha adoptado después del conmovedor episodio, asegura que el pequeño elefante está bien, se alimenta perfectamente y crece a un ritmo normal. Sobre la madre, un ejemplar joven, dijo que nunca pensaron que iba a tener ese comportamiento y que «no le dio ninguna oportunidad a la cría».

Según especialista en vida salvaje animal, algunos animales que viven en cautiverio fuera de su ambiente y de sus grupos familiares tradicionales puedes sufrir trastornos en el instinto de protección hacia sus crías, publica Metro UK.

Dice el soneto:

Carne de toro rota, desterrada,
de su piel sin dolor, de su alegría,
que revienta salvaje una jauría
que celebra el terror de una estocada.

Carne que siente, carne conquistada,
por la fuerza brutal con que agredía,
una gleba mortal que perseguía,
el sentir superior de su manada.

No queda humanidad en ese canto
que celebra la herida penitente
de la lanza certera del espanto.

Sufrir para nacer es suficiente,
paliar el padecer, truncar el llanto,
y no morir vejado lentamente.

LA ESTUPIDEZ DE MONTERO
Miguel Sánchez-Ostiz
Nos falta ejercicio de la razón y nos sobran “torneos ancestrales”, ancestralidades en general. Por eso la Mariló Montero ha defendido esa “fiesta maravillosa” de acoso, derribo y muerte cruel que es el Toro de la Vega,  al que la medática dice que “nadie ha agredido”, como bien se aprecia en los miles de documentos gráficos que se han publicado. Estupidez, falta de instrucción elemental, desfachatez, crueldad congenita… de todo un poco es lo que asoma en las palabras de la muy echada p’alante Montero, a quien mantienen en ese puesto no por sus cualidades intelectuales, sino por carecer paladinamente de ellas.

DdA, X/2.486