El ser humano controlado por
clanes cuando practica la depredación, sólo se distingue de la bestia
por que el clan envuelve en pretexto la depredación. El pretexto no
necesita de sofisticación. Precisamente la mentira se distingue de la
verdad por su simpleza. La verdad siempre requiere raudales de
explicación.
El pretexto es el motivo o
causa simulada o aparente que se alega para hacer algo o para excusarse
de no haberlo ejecutado. No hay guerra, invasión, conquista o genocidio
que no haya ido acompañado de una excusa. La opinión pública de la
época y el momento con ella se aquieta. Ha bastado siempre una sola
palabra para justificar el deporte de la guerra, el "deporte de los
reyes" se ha llamado: rapto, dios, fe, libertad, seguridad, armas de
destrucción masiva, armas químicas... Cualquier cosa sirve al tomado por
el clan como cretino común de los mortales, para encubrir toscamente el
verdadero motivo, la verdadera causa, que es... la depredación bestial.
No es que la guerra, la
invasión, etc, irrumpan porque la política (la guerra por otros medios) o
la hipocresía eminentemente burguesa elevada a la categoría de
diplomacia fracasen. Hace acto de presencia cuando el clan poderoso, hoy
el lobby, absolutamente alejado del teatro de operaciones, aprovechando
la avidez paroxística de los guerreros en prolongado periodo de
inacción, con un chasquido de dedos da la orden de apoderarse de la
presa.
Así, después de 34 guerras,
invasiones o intervenciones de ese país odioso después de la segundo
guerra mundial con los consiguientes pretextos, cuando el mundo parecía
percibir el advenimiento de la Edad de Oro el imperio estadounidense
emprendió la ocupación de Afganistán, de Irak y de Libia. Ahora las
presuntas armas químicas empleadas en Siria -no se sabe si por el
gobierno o por los rebeldes provistos de ellas precisamente por los que
amenazan ahora intervenir- tienen las mismas resonancias que las
inventadas armas de destrucción masiva en el Irak devastado y depredado
por los colosales depredadores de estos dos últimos siglos.
El caso es que en menos de
tres lustros, entre Israel y el imperio se están apoderando de una gran
parte repleta de petróleo de la vasta Asia... si Rusia y China lo
consienten, que lo consentirán. Y así, con excusas que no convencen ni a
los más ingenuos, se va a consumar la conquista de al menos una cuarta
parte del continente asiático en población; es decir, la depredación más
salvaje e inicua jamás contada después de la de América Latina por los
españoles y de América del Norte por los anglosajones.
DdA, X/2.469
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