Es increíble
el número de ladrones y derrochadores que se han dedicado y se dedican a
prostituir la noble tarea de servir al pueblo y al bien común. Es cierto que
hay diferencias cuantitativas y cualitativas entre los políticos de las
distintas facciones y aún de las facciones mismas. Pero en conjunto, unos por
acción y otros por omisión al no desenmascarar a los indeseables que tienen
cerca, todos los que se dedican a ejercer la política debieran pasar por una
causa general que les inhabilite vitaliciamente para la función aparte de los
que deban ir a prisión. La Política, dada la tentación que suscita su desempeño
y la idiosincrasia, el talante, las inclinaciones al abuso tan acentuadas en
el poder históricamente considerado en este país y visto que ha cumplido su
ciclo por estas latitudes, se ha convertido en un oficio mostrenco, como el del
esclavistas, el del afilador, el del escibano o el del apagafarolas.
En todo caso,
aparte de que la política tradicional tampoco esté indicada para países
mediterráneos de similar rango a pesar de su historia, desde luego en España está definitivamente contraindicada.
Ni todos los controles del mundo serán capaces de contener la ambición y la
necedad de ansiosos e hipócritas aficionados metidos en política. Lo llevan en
los genes. Es más, no es probable que podamos apartar siquiera a diez políticos
justos. La política está plagada de culpables, de imputados y de sospechosos.
Los políticos de vocación, honestos, en la sociedad española están ausentes de
la praxis, al igual que los mejores en su oficio. La envidia, la codicia y la
ambición desmedidas les movilizan. Sólo los pícaros y los golfos medran.
La única
solución pasa por el intento de que la gestión de los intereses públicos la
lleven a cabo técnicos en contabilidad obligados a rendir cuentas periódicas a
comisiones paritarias elegidas en cada territorio y para todo el país, como se
elige al presidente vocacional de una comunidad de vecinos. Para menesteres
como éste basts sentido común y honradez. Lo dice Maquiavelo. Así, con la
mencionada o fórmulas similares se rigen algunos municipios de la geografía. Y
les va muy bien.
Todo lo que
no sea eso o algo parecido, todo lo que sea confiar a los políticos la
administración de la res publica, es como poner a zorros a cuidar del
gallinero nacional.
DdA, X/2.439
No hay comentarios:
Publicar un comentario