martes, 4 de junio de 2013

UN PRESENTE FUNDADO EN FALSO SOBRE UN PASADO MAL CERRADO

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Miguel Sánchez-Ostiz

Hoy vamos a presentar al público en el salón de los institutos de la plaza de la Cruz de Pamplona mi novela El Escarmiento. Me gusta el lugar porque estudié parte del bachillerato en ese centro. Me van a acompañar el historiador Iosu Chueca y el abogado Pablo Ibáñez. Vamos a conversar en torno a “Como escribir sobre la Guerra Civil 75 años después”.
He preparado unas páginas que luego serán lo que salga como es habitual. Este es el comienzo:
"Dicen que sobre la Guerra Civil está todo muy escrito. Esto lo suelen decir los que acaban de publicar un libro sobre ese asunto con pretensión de «definitivo» o han ganado un premio y no quieren que nadie les haga sombra. Es común oír, con tono de hastío más o menos fingido, «… otro libro sobre la guerra civil española».
Es más, hay editores y agentes literarias que te disuaden de escribir sobre tal cosa porque “no vende nada” o porque “no está de moda”. Se lo dicen a uno de los personajes de El Escarmiento y me lo dijo a  mí la Karrigan, en septiembre de 2011.
Solo que ese desprestigio de las novelas/ensayos sobre la guerra civil, y de sus lectores, se parece mucho al terco discurso gubernamental sobre la memoria historica, la guerra y sus consecuencias: dejemos a los muertos en paz, no abramos las fosas, barbaridades las cometieron todos, no removamos, pasemos la página, esto es, mi página… y sobre todo aceptemos este presente fundado en falso sobre el pantanoso terreno de un pasado mal cerrado.
Lo cierto es que a pesar de no estar de moda, de estar todo escrito y de carecer de interés o atractivo literario (sobre todo para los que viven del sistema), nunca como ahora se ha hablado tanto de la Guerra Civil y de sus consecuencias, tanto en el plano político o social, como en el de la investigación histórica o la creación literaria. A favor de hacerlo, ya sea sobre unos o sobre otros, en contra de eso mismo o con fingida indiferencia… Se habla de escribir de la guerra y de sus consecuencias de una manera que no sea ni sectaria ni sesgada, pero enseguida te das cuenta de que quien sostiene tal cosa tira a dar y quiere llevarte a su trinchera o a su parroquia…".

En la fotografía, el general Millán Astray, a quien la gente de a pié llamaba Astrain porque le sonaba más familiar, pasando revista a “las fuerzas” en la plaza del Castillo de Pamplona, en agosto de 1936.

+@El Escarmiento.

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