Jaime Richart
Oswald Spengler pronosticaba
en 1921 una dictadura universal hacia 2020. Spengler lo razona a partir
del concepto de "épocas correspondientes". Hoy ya no parece descabellado
el vaticinio. Una sociedad que, como la
europea y la americana en su conjunto se edifican sobre "el consumo", y
en la española en particular gran parte de los políticos están incursos
en procesos penales o bajo sospecha, y en las que el máximo interés que
aportan los medios consiste básicamente en resaltar contradicciones,
imposturas y descubrir el latrocinio de los políticos y los gobernantes,
es una sociedad caduca, decadente.
Las circunvalaciones que hacen
los administradores europeos, por otro lado, que dirigen las
operaciones económicas y sus derivadas de la política son consecuencia
de que intuyen que el mundo y cada país por separado no pueden gravitar
en torno al concepto "consumo", ni siquiera sostenido; que el planeta no
puede seguir así. Y si digo que lo intuyen, no que son conscientes, es
porque los contemporáneos de cualquier lugar, por más que haya
progresado mucho la visión global del pasado como del futuro, no se
percatan exactamente del alcance ni la extensión de los fenómenos
sociológicos que viven.
Si todos los políticos del
mundo, conservadores y socialdemócratas, se reunieran en una tertulia de
Café, seguro que todos en este trance llegarían a la conclusión de que
el capitalismo, el mercado libre, el sistema en suma, llevan camino de
ser causa de la extinción de las próximas generaciones, aunque las
presentes sobrevivan e incluso vivan relativamente bien con inmensas
islas de sufrimiento y suicidios. Pero la verdad, la realidad, el
lenguaje y la psicología colectiva del ámbito público se retuerce hasta
el bloqueo de la inteligencia del grupo situándose al nivel, siempre y
por defecto, de los menos inteligentes, de los menos solventes y de los
que tienen menos escrúpulos. Si el Club Bilderberg publicase todo lo que
sabe y trama, el mundo entero se alzaría en armas contra todos los
poderes.
En cuanto a España, que no
confíe en superar esta clase de crisis, tal como la sufre y según los
referentes sobre bienestar que se tienen hasta ahora. En cualquier caso,
la única manera de superarla pasa por modificar los registros mentales
sobre los conceptos felicidad y bienestar, relegando el concepto
"consumo" y Deuda a términos mostrencos con elevadísima carga
destructiva. Porque "consumiendo", gastando, despilfarrando, depredando,
viviendo hacia fuera y nada hacia el interior, el individuo se enajena y
no sólo no habrá espacio para el bienestar colectivo, es que ni todo el
petróleo del mundo, ni toda la producción del mundo, ni las
compraventas de "la Deuda" serán resortes suficientes para mantener un
régimen económico, político y social de paraíso perdido que no volverá .
En definitiva, y al modo de
Bertrand Russell que decía en su ensayo "Elogio de la ociosidad": "Creo
que se ha trabajado demasiado en el mundo, que la creencia de que el
trabajo es una virtud ha causado enormes daños, y que lo que hay que
predicar en los países industriales modernos es algo completamente
distinto de lo que siempre se ha predicado", yo opino que es urgente
buscar otro modelo de sociedad que vuelva la vista a la Naturaleza, al
Arte, a la conciliación permanente, reemplazado el consumo por la
expansión y la Deuda nuevamente por el ahorro. Sólo renunciando al valor
artificial y evanescente que encierran el consumo y la deuda, nos
haremos libres y fuertes ante esa dictadura, primero doméstica y luego
universal que se avecina.
+@Mikis Theodorakis: "Los bancos harán regresar el fascismo a Europa".
+@Mikis Theodorakis: "Los bancos harán regresar el fascismo a Europa".
DdA, X/2.412
No hay comentarios:
Publicar un comentario