Lazarillo
"Golpe en el infierno", titula hoy la periodista Victoria Ginsberg su crónica en Página/12, diario que este Lazarillo aconseja leer de modo exhaustivo con motivo de la muerte en la cárcel de Marcos López, donde estaba preso, del dictador Jorge Rafael Videla, condenado por delitos de lesa humanidad cometidos durante la dictadura argentina. Tal como se dice en las primeras líneas de esa crónica, fue el principal brazo ejecutor del terrorismo de Estado y, como tal, responsable de asesinatos, torturas y robo de niños. En la hora de la muerte del genocida quiero recordar a quien se caracterizó como más firme luchadora en la denuncia de sus crímenes y cuyo nombre no he encontrado hoy en los periódicos. Me refiero a Hebe de Bonafani, líder del movimiento Madres de Mayo, presidenta de la citada asociación desde 1979, y que de modo tan entregado combatió la impunidad de los culpables de delitos de lesa humanidad y reivindicó la vida de los
desaparecidos. "Antes de que fuera secuestrado mi hijo -dijo Hebe de Bonfani en una iglesia de Legazpi, Madrid, en 1982- yo era una mujer del montón, un
ama de casa más. Yo no sabía muchas cosas. No me interesaban. La
cuestión económica, la situación política de mi país me eran totalmente
ajenas, indiferentes. Pero desde que desapareció mi hijo, el amor que
sentía por él, el afán por buscarlo hasta encontrarlo, por rogar, por
pedir, por exigir que me lo entregaran; el encuentro y el ansia
compartida con otras madres que sentían igual anhelo que el mío, me han
puesto en un mundo nuevo, me han hecho saber y valorar muchas cosas que
no sabía y que antes no me interesaba saber. Ahora me voy dando cuenta
de que todas esas cosas de las que mucha gente todavía no se preocupa son
importantísimas, porque de ellas depende el destino de un país entero;
la felicidad o la desgracia de muchísimas familias".
Aparte de hacer constancia de este recuerdo obligado a Hebe de Bonafani y de lo llamativo de su ausencia y valiosa opinión en los medios en la fecha de la muerte del dictador, no me resisto a insertar -junto a la excelente portada diseñada para su edición de hoy por el citado periódico argentino- una referencia al dictador Videla, expuesta al margen de esa primera página en la habitual sección Pirulo de Tapa y que de seguro no pasará desapercibida al papa Francisco que vive en Roma. Dice la breve nota: "En 1975, meses antes del golpe, el presidente de la Conferencia
Episcopal Argentina anunció que estaba muy próximo un “proceso de
purificación”. Monseñor Adolfo Tortolo fue, además, vicario general
castrense, nombrado directamente por el Papa. Decenas de testimonios
cuentan que visitaba las cárceles y los centros clandestinos de
detención, bendecía las armas y los instrumentos con los que se
torturaba a los prisioneros. Fue durante esas visitas cuando acuñó la
frase que repetía ante los que se animaban a contarle las torturas que
sufrían. Impasible, Tortolo entornaba los ojos y juntaba los dedos
frente a su nariz para frotarlos suavemente mientras repetía: “Cállense,
cállense... ustedes no saben: Videla es oro, Videla es oro en polvo”.
Puntos de Página
+@"Vivimos en una democracia que rigen los vencedores de la Guerra Civil".
+@En Argentina hay justicia, aquí hay homenajes a la División Azul, dice Baltasar Garzón.
DdA, X/2388
1 comentario:
Muy oportuno recordando a Bonafani y al papa Francisco de donde procede. Ahora Videla ya es polvo y no enamorado, sino odiado, muy odiado por quienes lo sufrieron.
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