PREMIOS MAX 2013: GOBIERNO AUSENTE

Félix Población

Desconozco de quién fue la idea de celebrar este año precisamente la edición de los Premios Max de las Artes Escénicas en la sede del Matadero, el excelente recinto teatral del antiguo complejo cárnico de Madrid, dicho sea con la terminología que ahora se gasta. "Con la que está cayendo y traen los Max al Matadero", dijo el actor-presentador Alex O'Dogherty  al inicio de la gala. La que está cayendo es obra de los ministros Wert y Montoro, máximas autoridades respectivas de Cultura y Hacienda, empeñados en conducir al cine y a las artes escénicas a un degolladero. 

A pesar de todo, según pudimos intuir muy en breve ayer a través de la transmisión del evento ofrecida por La 2 -menos mal-, en España se sigue haciendo buen teatro y sigue habiendo espectáculos de danza muy dignos de aplauso. Eso denota la profesionalidad de quienes, a pesar de todo, siguen dedicando su vida al espectáculo y gozan de un talento que la administración desprecia cuando toma medidas que van en contra de la promoción del arte y la cultura, según se desprende de la notable reducción en el presupuesto de este año. 

Lo dijo Mario Gas, que como director del musical Follies fue uno de los galardonados ayer, siendo su espectáculo asimismo el más premiado en esta última edición. Tómense en serio las administraciones públicas esto del teatro -manifestó-, que es un vehículo cultural formado por un montón de oficios que no deben desaparecer. Lo más lamentable es que al poco de escuchar esto me enteré como telespectador de que ni el ministro Wert ni su secretario de estado estaban presentes en la sala, según hizo constar O'Dogherty al inicio de la intervención de Antonio Onetti, presidente de la Fundación Autor, cuando éste se dirigió a uno y a otro. No pudieron escuchar, por lo tanto, las críticas de Onetti cuando se refirió a las pérdidas en taquilla de un 30% o a la reducción del 30%  en el sueldo de los actores por la aprobación de la nueva ley de propiedad intelectual. También le recordó al ministro de Educación, Cultura y Deporte, con respecto a su afirmación de que iba a acabar con la cultura de la subvención, que no solo la cultura estaba subvencionada, sino también el turismo, la industria, la pesca y últimamemnte la banca, sobre todo la banca.

De ahí pasó Onetti a interpretar la cultura como libertad y a reprocharle al Estado su exigencia de que las artes escénicas cambien de modelo, esto es, que sea el sector privado quien las financie. Sin embargo, ese modelo no existe -apuntó-, pues ni siquiera hay una ley de mecenazgo que lo propicie.  "Hemos estado financiando en las últimas décadas la actividad teatral del sector público, cobrando las actuaciones realizadas a un año o 18 meses sin intereses, lo que ha provocado la quiebra de muchas compañías, y el paro de miles de actores", afirmó Onetti. 

Pero quizá lo más rotundo y directo de la velada lo dijo la directora del Mejor Espectáculo de Teatro Musical (Alegría, palabras de Gloria Fuertes), Marta Torres, que después de  dar las gracias a familiares y amigos, prolongó esa gratitud con toda ironía hacía aquellas personas que hacen la vida menos fácil, como el ministro Cristóbal Montoro, "que es un tío muy salado que va a bajar el IVA al 4 por ciento" o Maria Dolores de Cospedal, que cuando llegó a la presidencia de Castilla-La Mancha "eliminó las ayudas a la danza y no fue en diferido, fue de un plumazo".

El colofón lo puso Ana Diosdado, premiada con el Max de Honor a toda su carrera como autora y actriz, y que en unas circustancias tan poco propicias como viven las artes escénicas en España, recurrió a la conocida frase de García Lorca:  "Un pueblo que no ama su teatro, es que está moribundo o es que ya ha muerto".Confiemos en que, como también dijo Diosado, ese pueblo solo esté enfermo porque le inoculan virus y cosas. Y también en que el teatro siga pudiendo tener la facultad de curarlo o despertarlo, como asimismo se promovió desde la magnífica conducción de la gala que hizo Alex O'Dogherty.

DdA, X/2384