miércoles, 29 de mayo de 2013

MAQUIS EN FRANCIA Y MAQUIS EN ESPAÑA: DEDICADO A LA ABSTENCIÓN DEL PSOE


Félix Población

El último guerrillero antifranquista abatido en España por la Guardia Civil fue José Castro Veiga, conocido por O Piloto. El hecho ocurrió en el mes de marzo de 1965, más de veinte años después de la liberación de Francia, en la que tan importante fue el papel de los maquis de la resitencia, entre los que figuraban muchos de los combatientes españoles que lucharon en defensa de la segunda República y luego de acabar con el nazismo retornaron a su país  para luchar contra la dictadura franquista.

El veterano guerrillero José Castro Veiga  murió en la parroquia chantadina de San Fiz, cerca del embalse de Belesar, tiroteado por un agente de la Guardia Civil mientras descansaba sentado en un peñasco. Según la versión oficial, en la que se le calificó de «tristemente célebre forajido», fue conminado a entregarse, pero parece que en realidad fue atacado sin previo aviso. Poco antes había atracado a un vecino de Lamagrande, en O Saviñao, arrebatándole 15.000 pesetas «que en concepto de multa le impone el Gobierno legítimo de la República», según le explicó a la víctima. Esta acción fue la que dio pie a que se le localizase. Tenía 50 años recién cumplidos y hacía por lo menos veinte que se había echado al monte para oponerse a la dictadura franquista con las armas en la mano. 

El nombre de José Castro Veiga, como el de todos sus compañeros en aquella resistencia contra la dictadura que se prolongó desde 1944 hasta entrados los años cincuenta -con los casos de Ramón Vila y José Castro Veiga como últimos caídos en 1963 y 1965-, es hoy más digno de memoria. Ayer, el Congreso de los Diputados rechazó, con los votos en contra del Partido Populkar y la abstención del Partido Socialista Obrero Español, una moción del grupo parlamentario IU-ICV-CHA (Izquierda Plural) para que se reconociera a quienes protagonizaron aquella lucha. 

El diputado Joan Josep Nuet pidió al Partido Popular que hiciera un gesto y se alejara de la pesadilla del franquismo, algo que después del homenaje tributado por la delegada del Gobierno en Cataluña a la División Azul, que combatió junto al nazismo en Europa, o la decisión del Gobierno de restaurar el Valle de los Caídos, más bien podría interpretarse como una acercamiento del Gobierno a la memoria histórica franquista -declarada fuera de la ley desde el año 2006-, no a la memoria histórica democrática. 

“Si no recordamos, algún día podemos volver a cometer los mismos errores que cometimos. La Memoria (histórica) es un valor imprescindible para nuestra sociedad”, dijo Nuet, para quien es “impensable que un país se pueda encontrar a sí mismo con cientos de miles de hombres y de mujeres en sus cuentas. Es un hecho aberrante”. También es aberrante, dejando a un lado la oposición previsible del partido conservador ayer en el Congreso, la abstención del llamado Partido Socialista, esa izquierda reducida a sus siglas, a cuyos parlamentarios va dedicado el vídeo que ilustra este post. En el mismo se refleja el muy dispar tratamiento que institucionamente se ha dispensado en Francia y España a aquellos guerrilleros antifascistas.

Puntos de Página

DdA, X/2399

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