Félix Población
El último guerrillero antifranquista abatido en
España por la Guardia Civil fue José Castro Veiga, conocido por O Piloto. El hecho ocurrió en el mes de marzo de 1965, más de veinte años después de la liberación de Francia, en la que tan importante fue el papel de los maquis de la resitencia, entre los que figuraban muchos de los combatientes españoles que lucharon en defensa de la segunda República y luego de acabar con el nazismo retornaron a su país para luchar contra la dictadura franquista.
El veterano guerrillero José Castro Veiga
murió en la parroquia chantadina de San Fiz, cerca del embalse de Belesar,
tiroteado por un agente de la
Guardia Civil mientras descansaba sentado en un peñasco.
Según la versión oficial, en la que se le calificó de «tristemente célebre
forajido», fue conminado a entregarse, pero parece que en realidad fue atacado
sin previo aviso. Poco antes había atracado a un vecino de Lamagrande, en O
Saviñao, arrebatándole 15.000 pesetas «que en concepto de multa le impone el
Gobierno legítimo de la
República», según le explicó a la víctima. Esta acción fue la
que dio pie a que se le localizase. Tenía 50 años recién cumplidos y hacía por
lo menos veinte que se había echado al monte para oponerse a la dictadura
franquista con las armas en la mano.
El nombre de José Castro Veiga, como el de todos sus compañeros en aquella resistencia contra la dictadura que se prolongó desde 1944 hasta entrados los años cincuenta -con los casos de Ramón Vila y José Castro Veiga como últimos caídos en 1963 y 1965-, es hoy más digno de
memoria. Ayer, el Congreso de los
Diputados rechazó, con los votos en contra del Partido Populkar y la abstención del
Partido Socialista Obrero Español, una moción del grupo parlamentario IU-ICV-CHA (Izquierda Plural) para que se reconociera a quienes protagonizaron aquella lucha.
El diputado Joan Josep Nuet pidió al Partido Popular
que hiciera un gesto y se alejara de la pesadilla del franquismo, algo que
después del homenaje tributado por la delegada del Gobierno en Cataluña a la División Azul, que combatió junto al nazismo en Europa, o la
decisión del Gobierno de restaurar el Valle de los Caídos, más bien podría interpretarse
como una acercamiento del Gobierno a la memoria histórica franquista -declarada fuera de la ley desde el año 2006-, no a la memoria histórica democrática.
“Si no recordamos, algún día podemos volver a
cometer los mismos errores que cometimos. La Memoria (histórica) es un valor imprescindible
para nuestra sociedad”, dijo Nuet, para quien es “impensable que un país se
pueda encontrar a sí mismo con cientos de miles de hombres y de mujeres en sus
cuentas. Es un hecho aberrante”. También es aberrante, dejando a un lado la oposición previsible del partido conservador ayer en el Congreso, la abstención del llamado Partido Socialista, esa izquierda
reducida a sus siglas, a cuyos parlamentarios va dedicado el vídeo que ilustra
este post. En el mismo se refleja el muy dispar tratamiento que institucionamente se ha
dispensado en Francia y España a aquellos guerrilleros antifascistas.
Puntos de Página
DdA, X/2399
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