miércoles, 22 de mayo de 2013

LA CONCIENCIA DE AZNAR ES LA FOTO DE LAS AZORES

Félix Población

Ayer a la hora de más audiencia televisiva, un trío de periodistas afines a su causa entrevistó en Antena 3 al expresidente José María Aznar, que se despachó a gusto contra la gestión de Mariano Rajoy, a quien hace diez años encumbró como aspirante al destino que ahora ocupa. Como cabía esperar desde que prometió irse tras ocho años de gobernación y disimuló mal el arrepentimiento que esa decisión le produjo -pues tanto su soberbia como su chulesca arrogancia no dejaron de reprochárselo-, Aznar se invistió ayer de heraldo salvador -ante el desastre propiciado por su delfín- y  amenazó al respetable con la posibilidad de su retorno: Cumpliré con mi responsabilidad, mi conciencia, mi partido y mi país, dijo. 

Ante tal anuncio, dejando al margen el valor que pueda tener su responsabilidad, la alteración histérica que pueda estar experimentando ahora su partido ante la probabilidad de su regreso y la catastrófica trayectoria que sigue España desde hace 18 meses, me voy a permitir recordar la imagen que más define la conciencia de don José María. Está en Las Azores y tiene tras de sí uno de los ríos de sangre más copiosos de los últimos decenios en este planeta. 

Se cumple este año el décimo aniversario de la invasión de Irak, que ocasionó una gran masacre entre la población civil y cuyas repercusiones siguen teniendo hoy, día tras día,  una constante prosecución de atentados terroristas en las ciudades del país. España, por decisión del gobierno que presidía Aznar, participó junto a otros ejércitos multinacionales en esa invasión bajo la falacia de que Irak poseía armas de destrucción masiva, algo que el propio don José María aseguró ante las cámaras de televisión sin que se les descompusiera el bigote. 

Para quien esto suscribe y para los cientos de miles de ciudadanos que salieron a las calles para protestar contra lo que aquella ocupación iba a traer consigo para la población civil, la conciencia de George Walker Busch, Tony Blair y José María Aznar está fielmente reflejada en la llamada Foto de las Azores, isla  donde se le planteó al presidente iraquí Sadam Hussein, el 16 de marzo de 2003, el ultimátum de 24 horas previo a la invasión de su país. 

Consta como anécdota  sobre el lugar elegido que Aznar alteró la decisión de Blair y Busch de celebrar esa reunión en las Islas Bermudas, porque según cuenta el expresidente español en uno de sus libros, las Bermudas están asociadas en español a una prenda de vestir que no era la más adecuda para que sirviera de nombre histórico al lugar donde se iba a tomar la decisión que hoy mejor define la catadura de conciencia de nuestro expresidente.

Puntos de Página 
Aznar: qué bueno soy y qué culito tengo
Negar las virtudes de Aznar sería una necedad. Por ejemplo esa capacidad cuasi mágica que tiene para que, después de oírle anoche, hasta te caiga bien Rajoy. Le ha dejado al presidente del Gobierno tan desarmado que si antes comparecía poco aunque fuese por plasma, a partir de ahora lo tendrá que hacer con verduguillo y con la voz distorsionada. A ver quién es el valiente que pide en el Congreso lealtad institucional a la oposición cuando dentro de tu propia casa te dan hostias como panes hasta en el paladar.+@Germán Temprano

DdA, X/2392

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