lunes, 13 de mayo de 2013

15 M AL PIE DEL PALACIO REAL

Foto: Tras la manifestación, se celebran debates y asambleas como esta. Te contamos todo lo referente al 12M en http://www.eldiario.es/sociedad/directo-15m-12m-mayo-manifestaciones_13_131016898.html Félix Población

De todas las imágenes que un día como el de ayer dejaron en la retina de los espectadores y lectores de los medios de comunicación, me quedo con la que ilustra este post, publicada por El Diario, y que refleja la asamblea popular celebrada en Madrid ante la misma fachada del Palacio Real. Como esta, muchas otras convocatorias de debate público tuvieron lugar en la capital del reino, dos años después de aquella masiva concentración de ciudadanos indignados en la Puerta del Sol y que registraron las hemerotecas bajo el distintivo del 15 M. Que este movimiento siga vivo - aunque haya sido menor la concurrencia- y que de su irrupción hayan emanado colectivos de resitencia y participación cívicas a lo largo de este bienio, es indudablemente algo muy alentador para que la apatía, el desánimo o el pasotismo ciudadanos no cundan ante una democracia que no nos representa. Es incuestionable que para la vida pública -tal como está el país- es más reconfortante la indignación que el escepticismo y que de, de no cuajar el 15 M en una alternativa política  unitaria, que se enfrente y pugne por regenerar la política en España, nuestro porvenir será aún más negro del que se nos presenta ahora mismo. Creo, sin embargo, que para que se dé y conforme sólidamente esa alternativa, no solo es necesaria la participación y el debate asamblearios, sino el concurso de líderes capaces de encabezar -en el mejor sentido- la imagen, la filosofía política y el carisma de esas corrientes populares. En este sentido pienso que se ha hecho notar ayer, si se echa la vista al corto pasado del 15 M, la ausencia de dos voces cuyas personalidad y magisterio han sido sumamente estimulantes en la gestación y desarrollo de este movimiento alternativo. José Luis Sampedro y Stefan Hessel ya no están entre nosotros. Si se echa de menos su palabra es porque, tanto uno como otro, desde la perspectiva nonagenaría de su sabiduría y experiencia, han prestado impulso y acogimiento conceptual a una movilización de tan urgente requerimiento como justa y necesaria eclosión para que los derechos humanos y ciudadanos no se vean devaluados ni preteridos. Estoy convencido de que la añoranza de su magisterio debe ser sustituida cuanto antes por la de nuevas voces que lideren y consoliden programáticamente el camino del 15 M y de toda la contestación ciudadana que esta democracia borbónica -herida de representatividad y corrupción políticas- ha ido generando. Porque si no, ¿qué nos queda?

EL 15 M Y LOS MEDIOS
José Sanclemente

Los medios de comunicación españoles se sintieron sobrepasados por el movimiento del 15 M por dos razones: por una parte estos reaccionaron tarde  y ninguneando a un movimiento social que ponía en  tela de juicio a nuestros políticos e instituciones y por otra los periodistas se sintieron "escracheados", por primera vez,  por un amplio colectivo ciudadano que denunciaba la connivencia de los medios con el poder establecido. No habían sustanciales diferencias en la crítica a los medios de comunicación de uno u otro signo ideológico, como no la había entre la reprobación en la forma de actuar de un partido político u otro. El "no nos representan" era una bomba que también alcanzaba a dinamitar el establishment del periodismo.
De hecho, transcurrido el tiempo, creo que el 15M ha significado un punto de inflexión para los periodistas como lo ha sido para los ciudadanos, en su conciencia social y de protesta, frente a una democracia que se ha instalado en las apariencias formales sin atender a la voluntad real de los ciudadanos. Los medios de comunicación, como las instituciones democráticas,  fueron incapaces de cumplir con el papel de dar voz a los más débiles en los momentos más duros de la crisis en los que el rodillo financiero, la corrupción y  la presión institucional no dejaban salidas más allá de la indignación y la protesta.
Los indignados del 15 M fueron, y siguen siendo, una  luz frente a tanta opacidad, una abertura hacia la libre expresión ciudadana que no puede ni debe ser suplantada por la democracia formal, ni siquiera por los medios de comunicación libres. Recuerdo  las  muestras de asombro por parte de algunos periodistas  de medios llamados hasta entonces progresistas  cuando cubrían, con retraso y escepticismo, las ocupaciones de plazas y lugares públicos por las asambleas de los indignados y se sentían incomprendidos por éstos. Los periodistas, desorientados, eran incapaces de ponerse a su lado.
El periodismo es compromiso con los ciudadanos: no existe neutralidad. No debe haber duda a la hora de ponerse del lado de  los ciudadanos o a favor del poder. Creo que el 15M vino a recordar la esencia básica de informar ejerciendo de contrapoder en lugar de ser el cuarto poder. Si lo pensamos, aparte del fenómeno de las redes sociales, los indignados  aportaron a los medios la autocrítica suficiente para que entendieran que se puede y se debe informar de todo y cuestionarlo: desde la Monarquía hasta el poder financiero, los incumplimientos de los políticos o lo casos de corrupción.
Dos años después, el 15 M ha abierto nuevos caminos a la protesta y denuncia en forma de plataformas antideshaucios y de las diferentes mareas sociales y profesionales que defienden la dignidad de los ciudadanos frente a los recortes de derechos básicos por parte del gobierno. También ha puesto en evidencia  y ha discriminado con claridad a los medios de comunicación que siguen sin entender (o no quieren entender) lo que está pasando en la calle, de aquellos que lo cuentan sin censura. Como escribe Juan Luis Sánchez, subdirector de eldiario.es, después del 15 M la política será otra cosa y el periodismo necesariamente también. No debía de haber bajado la guardia frente a las injusticias y entregarse cómodamente a los intereses de los poderosos.


PUNTOS DE PÁGINA 

+@¿Qué es el 15 M? Definición al pie de una vela, Juan Carlos Monedero 

El Instituto Nacional de Estadística sitúa a una de cada cinco personas en España en situación de pobreza.

El Instituto Nacional de Estadística sitúa a una de cada cinco personas 
en España en situación de pobreza.

DdA, X/2383

2 comentarios:

viktor10 dijo...

Cómo es posible que ql 99% esté "SOJUZGADO" por el 1%? Está lleno de santos Job este miserable planeta? hago mío el verso del poeta..."a la calle que ya es hora..."(*) y aquel otro: "A galopar hasta enterrarlos en el mar..."(*)(aunque pensándolo bien, al estercolero que ellos han creado, el mar es demasiado bueno para esta gentuza)
(*) Gabriel Celaya y Alberti, respectivamente)

ANLEO dijo...

Lo deseable y hasta lo previsible es que estos vientos de indignación no sean solo aire y puedan conducir al derrocamiento de la monarquía, un invento franquista que como tal no debería haberse sostenido durante tanto tiempo, máxime en las condiciones socioecómicas de estos últimos años.

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