viernes, 12 de abril de 2013

LAS DOS GUERRAS DEL BRIGADISTA ERIK ELLMANN

D. Lomon, J. Almudever, E. Ellmann y V. Almudever. 22 octubre 2011. Foto Guillermo Sanz. Público

Félix Población

El pasado 30 de marzo falleció a los 94 años de edad Erik Ellmann, otro anciano combatiente de las Brigadas Internacionales (BI). Había nacido en Estonia el  8 de diciembre de 1918, un mes antes de que finalizara la Primera Guerra Mundial.  Su familia era pobre pero  “revolucionaria”, como dijo en 2011 cuando estuvo en Madrid para inaugurar el monumento a las Brigadas Internacionales de la Ciudad Universitaria. Por eso, cuando se enteró de la agresión fascista contra la República española quiso acudir en su ayuda: "Mis ideales y los de mis padres eran los mismos que los de la República". 

En diciembre pasado la Asociación de Amigos de las Brigadas Internacionales  (AABI) -que nos ha participado la noticia de su muerte y algunos datos de su biografía- envió un mensaje a Erik para desearle un feliz año nuevo. El 16 de enero la respuesta de su hijo Artu daba cuenta de que acababa de celebrar su nonágesimo cuarto cumpleaños y se encontraba muy activo y en buen estado de salud, teniendo en cuenta su avanzada edad. Justo antes de la Navidad había pasado, como veterano de la II Guerra Mundial, unos días en un centro de salud para "rejuvenecerse" en compañía de otros veteranos de la guerra. Erik seguía con interés las noticias que le llegaban de la AABI y de España. En su casa estaba la bandera republicana que el Foro por la Memoria de Madrid le entregó en octubre de 2011 y que volvió a remitir en octubre pasado con su nombre inscrito. 

Con solo19 años Erik decidió venir a España. Fue al final de la guerra y tuvo que combatir en la batalla del Ebro en las filas del pundonoroso batallón Mickiewicz de la XIII Brigada. Ese batallón fue la vanguardia del avance republicano desde la cabeza de puente de Ascó hasta Corbera, tomada en la tarde del 25 de julio, y las puertas de Gandesa. En los primeros días de la ofensiva las unidades republicanas carecían de artillería, aviación y otros medios de combate, por lo que no pudieron avanzar una vez las fuerzas franquistas acumularon tropas y medios superiores. En los intentos realizados en los cuatro días siguientes perecieron 420 miembros del contingente republicano. En las semanas siguientes, el Ejército del Ebro y las BI pasaron a la defensiva. Poco antes de ser retiradas estas últimas como consecuencia de los compromisos del Jefe de Gobierno, Juan Negrín, su batallón tuvo que afrontar los furiosos ataques del enemigo junto al molino de Farriols, en la carretera de Corbera a Mora. La misión era defender la cota 287, posición clave junto a la carretera. El día 20 y los siguientes Erik Ellman y sus compañeros soportaron “el huracán de pólvora y acero que eran capaces de soltar unas 250 piezas de artillería y morteros”, al que se unieron las bombas de la aviación. Los valientes del batallón Mickiewicz no cedieron terreno hasta que el día 22, reducidos a 45 hombres, que retrasaron su línea a otra en la que les esperaba el refuerzo del batallón Lincoln.  De esos días guardó Erik un amargo recuerdo: "Íbamos de avanzadilla y teníamos que avisar si veíamos avanzar a los franquistas. Nos fuimos a descansar y avanzaron. No sabemos qué pasó con los que venían detrás de nosotros". Tras abandonar España, Erik pasó cuatro meses en un campo de concentración en Francia y de allí viajó a la URSS para proseguir el combate contra el fascismo que había inciado en nuestro país.

En junio de 1941 se produjo la invasión de la Unión Soviética que trajo consigo en pocas semanas la pérdida de cientos de miles de vidas y el apresamiento de alrededor de tres millones de soldados soviéticos, de los que al final de la guerra solo un diez por ciento regresaría con vida a sus casas. "Erik Ellman volvió a empuñar las armas en este gran combate entre carneros ideológicos: el fascismo y el nazismo contra el comunismo estalinista, en una épica conflagración en la que perecerían veinte millones de ciudadanos soviéticos en defensa de la independencia de su patria, tan severamente amenazada por las panzerdivisionen de Hitler". Ellman, junto a  sus camaradas y medio millar de españoles combatientes del Ejército Rojo, tuvieron la satisfacción de disfrutar  los laureles de la victoria que les fueron negados en la Guerra de España, la que significó el comienzo de todo aquello, la que alentaron Hitler y Mussolini con la aquiescencia cómplice de Gran Bretaña y Francia.

Erik Ellmann visitó Madrid por última vez en octubre de 2011. En un reportaje publicado en el diario Público, Juanma Romero escribió: “Se le ve enjuto, consumido, pero engaña. A Erik Ellmann le acompaña una vitalidad envidiable. Refunfuña cuando le preguntan; siente que ha contado su vida muchas veces. ‘Lo importante es que la gente entienda que luchamos contra el fascismo, y que vea que no se puede volver a repetir’. Un mensaje no sólo para las ‘siguientes generaciones’, sino incluso para los que viven hoy y ‘no entienden ni quieren saber qué pasó’.”

DdA, IX/2357

No hay comentarios:

Publicar un comentario