Félix Población
A Emilio Robles Martínez (1877-1938), más conocido por el seudónimo
de "Pachín de Melás", se le recuerda en Gijón por ser
uno de los autores más populares de la literatura en asturiano,
especialmente como escritor teatral. De filiación socialista, tuvo por
primer oficio el de zapatero y más tarde regentó un kiosco en la céntrica y popular calle
Corrida de la ciudad asturiana, desde el que mantuvo hasta su muerte una
pujante labor cultural. También profesó una gran admiración por
Jovellanos, de la que da testimonio un hecho muy significativo ocurrido
durante la Guerra Civil.
En los primeros meses de la contienda, la iglesia de
San Pedro, donde estaban enterrados los restos de quien fuera ministro
de Carlos IV, sufrió un incendio promovido por un grupo de
incontrolados. Gracias a la intervención de Emilio Robles, que contó con
el apoyo del alcalde anarquista de la ciudad, Avelino González Mallada,
el propio escritor y varios compañeros pudieron rescatar el osario, que
reposa hoy en la capilla de Los Remedios, anexa al actual Museo Casa
Natal de Jovellanos. Un año después, con la entrada en Gijón de las
tropas sublevadas, el kiosco de "Pachín de Melás" fue tambien quemado,
esta vez por un grupo de falangistas, y el escritor pasó a ocupar una
celda junto a muchos otros republicanos en la prisión de El Coto, donde
falleció de tuberculosis, hoy hace 75 años.
Algunos obispos se han referido repetidas veces al fanatismo laico que
se vive en España. Dado que los privilegios de que goza su institución
son casi los mismos que con la dictadura, se diría que lo que añoran es
la pervivencia del caudillo por la gracia de Dios que lideró su cruzada.
*Gracias a Luis Arias Argüelles-Meres, que me recuerda hoy la muerte de Pachín de Melás con este poema titulado Alma asturiana:
¡Morrió la leyenda, morrió ya "l'Arcadia";
Matóla'l progresu qu'Asturies arrasa!
Fendieron los montes, fendieron la braña;
Fumeru qu'afuega, cuerre per la campa;
El ruidu aturulla, ruxidu que plasma
Alborota'l valle que tranquilu taba.
El home avariosu la vega'smigaya
Rincando del fondu tesoros que guarda.
Nel senu escondíos la tierra'sturiana;
¡pensando dai vida, arrínquen-i'l alma!
Tan sólu'l copleru, en so dolce fabla,
Nel bable fermosu les sos penes canta;
So cántigu tristi el vientu lu arrastra
Y llévalu y trailu del lleru a la'staya,
Y fuxe con elli per entre la rama;
El ecu respuende con voz quexumbrada:
-Non cantes, copleru; dexa la cantata;
¿non ves que ta triste l'aldea'sturiana?
¡Morrió la to Asturies! ¡Morrió la to "Arcadia"!
¡Quedóse'n sin vida; quedóse'n sin alma!
DdA, IX/2325
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