jueves, 7 de marzo de 2013

HOY HACE 75 AÑOS MURIÓ EN LA CÁRCEL PACHÍN DE MELÁS*


Félix Población

A Emilio Robles Martínez (1877-1938), más conocido por el seudónimo de "Pachín de Melás", se le recuerda en Gijón por ser uno de los autores más populares de la literatura en asturiano, especialmente como escritor teatral. De filiación socialista, tuvo por primer oficio el de zapatero y más tarde regentó un kiosco en la céntrica y popular calle Corrida de la ciudad asturiana, desde el que mantuvo hasta su muerte una pujante labor cultural. También profesó una gran admiración por Jovellanos, de la que da testimonio un hecho muy significativo ocurrido durante la Guerra Civil.

En los primeros meses de la contienda, la iglesia de San Pedro, donde estaban enterrados los restos de quien fuera ministro de Carlos IV, sufrió un incendio promovido por un grupo de incontrolados. Gracias a la intervención de Emilio Robles, que contó con el apoyo del alcalde anarquista de la ciudad, Avelino González Mallada, el propio escritor y varios compañeros pudieron rescatar el osario, que reposa hoy en la capilla de Los Remedios, anexa al actual Museo Casa Natal de Jovellanos. Un año después, con la entrada en Gijón de las tropas sublevadas, el kiosco de "Pachín de Melás" fue tambien quemado, esta vez por un grupo de falangistas, y el escritor pasó a ocupar una celda junto a muchos otros republicanos en la prisión de El Coto, donde falleció de tuberculosis, hoy hace 75 años.

Algunos obispos se han referido repetidas veces al fanatismo laico que se vive en España. Dado que los privilegios de que goza su institución son casi los mismos que con la dictadura, se diría que lo que añoran es la pervivencia del caudillo por la gracia de Dios que lideró su cruzada.
  

*Gracias a Luis Arias Argüelles-Meres, que me recuerda hoy la muerte de Pachín de Melás con este poema titulado Alma asturiana:

¡Morrió la leyenda, morrió ya "l'Arcadia";
Matóla'l progresu qu'Asturies arrasa!
Fendieron los montes, fendieron la braña;
Fumeru qu'afuega, cuerre per la campa;
El ruidu aturulla, ruxidu que plasma
Alborota'l valle que tranquilu taba.
El home avariosu la vega'smigaya
Rincando del fondu tesoros que guarda.
Nel senu escondíos la tierra'sturiana;
¡pensando dai vida, arrínquen-i'l alma!


Tan sólu'l copleru, en so dolce fabla,
Nel bable fermosu les sos penes canta;
So cántigu tristi el vientu lu arrastra
Y llévalu y trailu del lleru a la'staya,
Y fuxe con elli per entre la rama;
El ecu respuende con voz quexumbrada:
-Non cantes, copleru; dexa la cantata;
¿non ves que ta triste l'aldea'sturiana?
¡Morrió la to Asturies! ¡Morrió la to "Arcadia"!
¡Quedóse'n sin vida; quedóse'n sin alma!

DdA, IX/2325

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