Ayer muchos ciudadanos evitaron ver y escuchar el debate sobre el estado de nación porque el estado de la nación es calamitoso y quienes han sido votados para enmendarlo, tanto en el Gobierno como en primer partido de la oposición, son los responsables. El actual presidente del Gobierno es un señor que debería estar procesado, no por el escándalo de las supuestas corrupciones en su partido que él no ha sabido resolver, sino porque como jefe del ejecutivo ha violado los derechos constitucionales, repartiendo entre los bancos los rigurosos recortes que ha aplicado en sanidad y educación.
Don Mariano, ayer, se ha sentido
muy ufano arguyendo una vez más que el cumplimiento del deber lo avala para
haber incumplido todas y cada una de las promesas electorales por las que su
partido fue elegido para gobernar con mayoría absoluta. Esto quiere decir, de cara a unos próximos
comicios, que el Partido Popular puede mentir cuanto le plazca a los
ciudadanos, pues el voto de estos solo vale para auparlos al poder y una vez en
el poder anular las razones del voto para hacer del deber una razón para el
engaño.
Yo no sé si Rajoy ha reparado en
la magnitud del desprecio a sus votantes y al propio sistema democrático que su
argumento implica, pero dudo que una afirmación tan desfachatada pueda ser
repetida en el futuro por cualquier jefe de Gobierno elegido en las urnas. Como
bien sabe este país, el cumplimiento del deber era una máxima en la que basó su
ejecutoria el viejo régimen dictatorial. Los ciudadanos nada valen como tales
en las dictaduras, pues están privados de la libertad para la elección de sus
gobiernos, por lo que estos se basan exclusivamente en su sentido
del deber para imponer sus leyes. Las que ha impuesto Rajoy, apelando a esos
mismos principios dictatoriales, le hacen acreedor a su procesamiento.
En cuanto a Rubalcaba, por muy a
su favor que esté la situación política para hacer una oposición que le
favorezca como líder de su partido, tiene en la segunda legislatura de la
gobernación de Zapatero su máximo rival. No lo es ni lo será Mariano Rajoy,
sino el peso de esa rémora y la propia obsolescencia de don Alfredo al frente
del PSOE, factores ambos que diluyen la credibilidad del mensaje que ayer
pretendió transmitir a los españoles desde la tribuna del Congreso.
Con un jefe de Gobierno aupado como tal gracias a la mentira
de sus promesas electorales y un jefe de la oposición desalojado del Gobierno
por lo mismo, el debate de ayer sobre el estado de la nación tenía todas las
papeletas para la indiferencia ciudadana. Eso sí, la calle del Congreso estuvo
muy bien vallada y vigilada por la policía, asemejándose cada vez más a una cámara
acorazada, muy distante y casi ajena a la deplorable realidad cotidiana que se vive en el país.
+@Unas imágenes muy ilustrativas sobre el verdadero estado de la nación
+@Unas imágenes muy ilustrativas sobre el verdadero estado de la nación
PUNTOS DE PÁGINA
El país que se perdió el respeto a sí mismo
Escuchando el debate sobre la decadencia de España podría llegarse a la conclusión de que ocurrió por accidente, que fuimos atropellados por el infortunio. Se habla de los corruptos como si fueran extraterrestres llegados de un universo lejano. Miramos al exterior y envidiamos a los políticos de otros países, sorprendidos por su estatura moral incluso a la hora de reconocer el error y renunciar. Nos preguntamos por qué tenemos que conformarnos nosotros con los mediocres, los cobardes y los golfos. ¿Nos los eligen en Finlandia? ¿No será que son reflejo de la sociedad?+@David Jiménez
Escuchando el debate sobre la decadencia de España podría llegarse a la conclusión de que ocurrió por accidente, que fuimos atropellados por el infortunio. Se habla de los corruptos como si fueran extraterrestres llegados de un universo lejano. Miramos al exterior y envidiamos a los políticos de otros países, sorprendidos por su estatura moral incluso a la hora de reconocer el error y renunciar. Nos preguntamos por qué tenemos que conformarnos nosotros con los mediocres, los cobardes y los golfos. ¿Nos los eligen en Finlandia? ¿No será que son reflejo de la sociedad?+@David Jiménez
DdA, IX/2.312
2 comentarios:
Temo que buena parte del país haya perdido no solo el respeto a los políticos, merecido, sino a la política.
La Transición ha terminado. El PSOE supuso siempre que la puesta en duda de la Transición vendría por los rojos radicales que se sienten republicanos, no respetan al rey y no comprenden que la confusión entre mercado, banca y modernidad es la insignia del futuro. Pues no. Resulta que es la derecha radical la que ha dado por muertos los pactos de la Transición. Está rompiendo todos los equilibrios. El PSOE corre un peligro gravísimo como no se dé cuenta de que la Transición ha muerto y que es necesario configurar una nueva realidad social. Ha facilitado el imperio en Europa y en España de unos monstruos marinos dispuestos ahora a dejarlo como un pez sin agua.
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