jueves, 14 de febrero de 2013

LA RENUNCIA DE BENEDICTO XVI FUE COMO UN RAYO CAÍDO A CIELO ABIERTO

Félix Población

Los apocalípticos, con Nostradamus al frente, tendrían con esta imagen señalados motivos para reincidir en cábalas catastrofistas acerca de la reciente renuncia de Benedicto XVI a la silla de san Pedro. Pocas horas después de que Joseph Ratizinger diera a conocer públicamente su más que noticiosa decisión, hecho que no se produce en la historia del papado desde que Gregorio XII lo protagonizara en 1415 tras el conocido como Cisma de Occidente, caía sobre la basílica del Vaticano el bien delineado y no menos definido rayo que se observa en la fotografía de Alessandro di Meo (no deberíamos olvidar este nombre, por si la instantánea de su autoría hace historia). Como, además, el decano del sacro colegio cardenalicio, Angelo Sodano, había tenido la inspiración de glosar la noticia de la renuncia del pontífice -también horas antes de la tormenta que azotó Roma- como el efecto de un rayo caído a cielo abierto, tal parece que tanto Benedicto XVI con su determinación como Sodano con su comentario hubieran convocado sobre la capital de la religión católica, apostólica y romana una tormenta de dimensiones casi bíblicas, a juzgar por la fuerza y duración de la misma durante varias horas. Puestos a hilar los más oscuros presagios en el cielo de esa noche vaticana, es de recordar una vez más que Nostradamus advirtió que el fin de los tiempos llegaría tras recaer la tiara de san Pedro en un Papa negro, y que entre los aspirantes o favoritos a suceder a Benedicto XVI se encuentran dos de esa raza: el cardenal nigeriano Francis Arinze y Peter Turkson, que lo es de Ghana. Dado que el Apocalipsis no tendrá lugar hasta que fallezca el Papa negro, según los augurios del profeta, el sacro colegio cardenalició debería inclinarse esta vez por el aspirante con más vida por delante -aunque no sea lo habitual-, pues muy corto sería el porvenir de nuestra humana condición si optara por Arinze, que ya ha cumplido los 80. Tukson, con 64, permitiría al menos una cierta preparación para hacernos a tan fatal diagnóstico. ¿O el rayo que cae sobre la basílica es un presagio de cisma en la iglesia de Roma, tal como ocurriera cuando renunció Gregorio XII e incluso se podría colegir de las propias palabras de Benedicto ayer, Miércoles de Ceniza, apelando a la unidad eclesial?

+@El autor de la fotografía explica cómo la hizo

+@Aseguran que Benedicto XVI aceptó su renuncia tras conocer el informe Vatileaks 

DdA, IX/2.305

1 comentario:

Lazarillo dijo...
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