sábado, 26 de enero de 2013

GOBIERNO Y EMPRESARIOS LLAMAN A LA FE CON SEIS MILLONES DE PARADOS


Antonio Aramayona

Mientras la Encuesta de Población Activa (EPA) daba a conocer que en nuestro país la tasa de desempleo ha alcanzado en 2012 el 26,02%  (5.965.400 parados), Ministros del Gobierno de Mariano Rajoy y  representantes del empresariado han acudido solícitos a convencernos de que debemos creer, como buenos ciudadanos, que la botella sigue medio llena.
Así, el ministro de Agricultura, Miguel Arias Cañete, tras reconocer que  “no es un buen dato”, aseguraba que la reforma laboral está empezando a dar sus frutos, lo cual es una verdad como un templo, una vez que el ministro nos aclare qué entiende él por “fruto”. No obstante, Cañete, previendo la objeción, lo explica raudo: con la reforma laboral "se está frenando el proceso de destrucción de empleo", lo cual, además de ser contrario a los datos constatables, solo es verificable o falsable si previamente queda determinado dónde podemos observar ese supuesto proceso inexistente y su presumible tasa potencial de destrucción de empleo. En otras palabras, Cañete nos habla del poder destructor de un proceso que no ha existido ni existe desde hace un año al margen del proceso de destrucción de empleo causado por la reforma laboral del PP, ya que solo podemos verificar o falsar fehacientemente el potencial de destrucción de empleo de la actual reforma laboral, lamentablemente vigente desde hace un año.
En cualquier caso, el ministro Cañete está cargado de razón cuando, al defender la reforma laboral de su Gobierno, añade que  “hay más flexibilidad” para que trabajadores y empresarios puedan “regular sus relaciones laborales” (es decir, más manos libres para despedir fácil y barato, por un contrato basura, un salario basura y un horario basura).
Como los amigos y compinches están también para eso, el presidente de la Confederación Española de la Pequeña y Mediana Empresa (Cepyme), Jesús Terciado, acudió igualmente a avalar el argumentario del PP  e insistir en los mismos razonamientos: tras afirmar que la reforma laboral está teniendo "efectos positivos" sobre el mercado de trabajo,  añade que la “flexibilización de las condiciones de trabajo” (¡menudo eufemismo!)  permite que “la caída de la ocupación (…) no fuera de mayor envergadura”. Es decir, Terciado viene a decir que la pérdida real de una mano y un ojo es preferible a la pérdida de dos manos, una pierna y dos ojos, lo cual sencillamente, además de una falacia lógica, constituye una mera boutade.
Para más inri, el viernes, 25 de enero de 2013 la ministra de Empleo, Fátima Báñez, volvía a recitar el mismo mantra del mismo argumentario del PP: la reforma laboral ha servido para que decrezca el ritmo de destrucción de empleo (lo asegura con suma tranquilidad, pero no dimite ni tampoco al menos abandona la sala).
En otras palabras, finalmente te lo crees o no te lo crees:  es cuestión de fe, que según el diccionario de la RAE, es “creencia que se da a algo por la autoridad de quien lo dice”. Analícese entonces, en primer lugar, la autoridad de Cañete, Terciado o Báñez y después, decídase qué grado de confianza merecen, qué hacer con sus pseudoargumentos y qué hacer con los argumentantes mismos. 
DdA, IX/2.286

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