El blog Los Genoveses publica hoy su cuarta entrega dedicada al primer año Mariano, en la que se refiere a una de las constantes que ha caracterizado la gestión de Rajoy y sobre la que este Lazarillo tenía ganas de leer una atinada y precisa glosa: la obsesión del presidente del Gobierno por no decir nada, cultivar el silencio, instalarse
en lo obvio, favorecer los espacios en blanco y, de paso, marear la
perdiz. Todo ello, además, haciéndolo compatible con lanzar al
estrellato a sus monosabios ministros para de este modo pasar más
desapercibido y que nos olvidemos que él es el jefe de la banda.
Sobre esta premisa, sus comerciales monclovitas de la imagen han
dedicado sus esfuerzos en una doble dirección. Una orientada a dosificar
su presencia en los medios de comunicación hasta prácticamente hacerle
desaparecer. La
otra, simultáneamente, encaminada al asalto y derribo de RTVE para
convertirla en el centro de operaciones de su estrategia de
comunicación. Los resultados, datos en mano, hablan por sí solos.
El primer objetivo ha supuesto que durante estos 12 meses se haya
impuesto una especie de toque de queda informativo, una particular
versión genovesa de la Ley de Silencio que se ha traducido en
prolongados espacios desinformativos donde el presidente del Gobierno no
daba señales de vida.
Es decir, ha aplicado la misma lógica que le llevó a retrasar durante
dos meses, desde su nombramiento, su presencia en el Congreso o la
misma que le ha llevado a no salir apenas del complejo de la Moncloa.
Con este planteamiento como telón de fondo, aquí os va el listado de
entrevistas que ha concedido durante sus primeros 365 días: Entrevista en el servicio de televisión de la Agencia EFE. 10.01.12.-Entrevista en Onda Cero. 07.05.12.- Declaraciones a Tele 5 final Copa de Europa en Kiev. 01.07.1.- Entrevista en ABC. 02.09.12.-Entrevista en TVE. 10.09.12.- Entrevista en La COPE. 06.11.12.- Entrevista en La Razón. 02.12.11.-Entrevista en la Cadena SER. 14.12.12
Como se puede comprobar, además de escasas, y una vez descontada por
superficial su fugaz aparición en Tele 5 para decir que estaba muy
contento con la selección española de fútbol, llama la atención los
espacios en blanco que hay entre unas y otras entrevistas. Por ejemplo,
en sus primeros nueve meses tramita la cuestión reduciéndola a dos
entrevistas, una con la agencia estatal EFE y otra con la cadena de
radio en Onda Cero. Ni más ni menos, ni menos ni más.
Otra de las consecuencias de su política de no abrir la boca es que, a
diferencia de sus colegas comunitarios, los principales medios de
comunicación escritos no han sido seleccionados por el susodicho y sus
rasputines informativos. Ni El País, ni El Mundo, ni La Vanguardia, ni El Periódico han
tenido acceso para poder entrevistarle. La misma suerte han corrido
las grandes cadenas de televisión privadas. Unos y otros continúan en el
pelotón de pendientes a la espera de que al silencioso Mariano le venga
bien tramitarles.
El otro palo de la estrategia de descomunicación genovesa tiene nombre y apellidos: El asalto y derribo de RTVE.
Aquí no han sido silenciosos y desde el primer momento han tirado la
casa por la ventana. No se podía perder ni un minuto. Lo primero que se
pusieron como objetivo fue no dejar títere con cabeza. Para ello,
decidieron unilateralmente cambiar las reglas de juego a través de su
recurrido y respectivo Real Decreto Ley. Manu militari eligieron a Leopoldo González Echenique,
un genovés profesional de probada confianza y lealtad de la
vicepresidenta, para que desde la presidencia de RTVE, ejecutara el
asalto y posterior derribo de la televisión y radio pública. Dicho y
hecho.
A continuación, sin complejos, eliminaron 240 millones de los
Presupuestos Generales del Estado, condición necesaria para ahogar
financieramente a RTVE. Y en un visto y no visto, en una operación
sincronizada y en apenas dos meses, cesaron a todos y cada uno de los
profesionales que habían logrado las cotas más dignas de independencia
de estos dos medios públicos. De un día para otro apareció como director
de los Servicios Informativos, el genovés más genovés entre los
genoveses, Julio Somoano, el mismo que durante algunos años y con tesón
había logrado hundir Telemadrid.
Con él llegaron varias decenas de clónicos que tomaron las ediciones
de todos los telediarios y programas informativos. Sin mayor recato y
con el visto bueno firmado y certificado por la pareja Sáenz de Santamaría & Cospedal,
único tema en el que a ambas les es fácil ponerse de acuerdo, cambiaron
los contenidos, sesgaron y manipularon la información y en un tiempo
récord han logrado todo un balance insuperable: 500.000 oyentes menos en RNE, la pérdida de liderazgo en los principales telediarios
y de rebote, vuelta a las corridas de toros y un nuevo programa de
autopromoción de la Casa Real. Es decir, tal como estaba previsto por el
Estado Mayor genovés: lograr una televisión pública sin público para
que, más pronto que tarde, pueda externalizarse y privatizarse.
En fin, un primer año Mariano que despeja toda duda razonable sobre
la política informativa del gobierno genovés y que está pensada en
proteger al protegible, al jefe entre los jefes y paralelamente, según
vayan pasando los días, las horas y los minutos, manipular todo lo que
pueda ser manipulable. Nada que no te puedas imaginar y que llevas
tiempo imaginándote.
DdA, IX/2.259
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