Lucas León
Un vecino de Granada con iniciales J.M.D.A. y de 54 años se suicidó poco antes de ser desahuciado.
Un hombre permanece hospitalizado a consecuencia de las heridas que
sufrió tras tirarse desde el balcón de su vivienda de un segundo piso en
Burjassot (Valencia) cuando iba a ser desahuciado de la vivienda por
una comisión judicial.
Lourdes, perdió el
hijo del que estaba embarazada a la semana de ser desalojada a la fuerza
de su casa en el barrio del Campo de la Verdad de Córdoba.
Una mujer se ha suicidado en Barakaldo cuando iba a ser desahuciada
de su vivienda, según han informado fuentes de la Policía vasca. La
fallecida era la esposa de un exconcejal del PSE de Barakaldo.
Las crónicas, los redactores de sucesos, el periodismo ascético, le
llama “suicidios”, pero se equivocan. Son “asesinatos”. De Estado.
De un Estado asesino de vidas, libertades y derechos. De unos
gobernantes que están completando una demolición fascista del mal
llamado “Estado de bienestar”. De una estafa organizada a la que llaman
“crisis”. De la humillación, enfermedad y muerte de millones de
personas de una sociedad crédula que no llega a ser lo suficientemente
enérgica en sus protestas, en sus manifestaciones, en sus huelgas.
Este Estado mata, mientras legisla, indulta y amnistía a los
defraudadores, a los banqueros que les prestan a sus partidos créditos
que nunca devuelven, a los saqueadores de burbujas inducidas, a los
saboteadores de la Salud, la Cultura y la Educación.
Con una urgencia, tan sospechosa como culpable, los principales
responsables de 400.000 desahucios, se han reunido para “tomar medidas” y
hasta un maldito cardenal, Anticristo de la Verdad, pide a los
afectados que recen, cuando hace dos meses llamó a los guardias de su
amigo, ministro del Opus, para que los desalojaran de la Almudena.
Es sabido que el PP y el PSOE votaron en 2011 en contra de la dación
en pago. Todavía en marzo de este año, el PP convalidó en el Congreso un
decreto de dación en pago tremendamente restrictivo y el PSOE se
abstuvo en la votación.
¿A quién quieren engañar ahora?
Demasiada claridad, demasiado horror, demasiado dolor. La atmósfera
se ha cargado de robos, atracos y saqueos y una ola de sentimientos,
(rabia, ira, descreimiento, arrebatos incendiarios…) nos invaden.
¿Sólo una jornada de huelga?
Dda, IX/2.229
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