Adolfo Muñoz
Una revolución
violenta tiene pocas posibilidades de triunfar, pero tras el colapso del
capitalismo, gangrenado como consecuencia de su absoluto triunfo, tendremos que
decidir qué es lo que queremos hacer con nuestro mundo. Si va a haber un cambio
radical, ese cambio será seguramente pacífico, y llegará una vez que todo el
mundo sufra el hartazgo de los estragos producidos por el capitalismo en su
crisis final; pues ni siquiera los beneficiados por ese capitalismo, esa
microscópica porción de gente inmensamente rica, disfrutará de un auténtico
bienestar, encarcelados como estarán en jaulas de platino. Y entonces será
cuando necesitemos echar mano de aquello de lo que por el momento estamos
desprovistos: de una desiderata consensuada, clara, rotunda y sensata sobre el
mundo que queremos y cómo queremos organizarlo.
Aquí va mi propuesta,
como la de cualquier vecino. Y recalco que esto no es ninguna predicción sobre
un mañana utópico, es solo un apunte para la desiderata que necesitaremos:
-EL MUNDO DEBE
RENUNCIAR AL CRECIMIENTO. El crecimiento ha sido una exigencia del capitalismo,
no del mundo. El mundo produce ya mucho más de lo que necesita la humanidad
para vivir cómodamente. Por contra, el planeta no puede permitirse lujos
excesivos: no podemos seguir explotándolo más allá de sus posibilidades.
-EL MUNDO DEBE
RENUNCIAR A LA COMPETENCIA. También la competencia ha sido una exigencia del
capitalismo. Pero el precio que pagamos por vivir en un mundo en el que hay que
competir para sobrevivir es demasiado alto. Le sacrificamos demasiadas cosas a
la competencia. En especial, le sacrificamos tres: nuestra libertad de
individuos, la buena relación con nuestros semejantes, y la justicia social.
-LAS PERSONAS DEBEN
RENUNCIAR AL TRABAJO A TIEMPO COMPLETO. El trabajo será voluntario o
semivoluntario, y no remunerado ni recompensado, solo agradecido. El ser humano
tendrá que plantearse qué hacer con el resto del tiempo para convertirlo en
algo gratificante.
-LOS INGRESOS DE CADA
PERSONA SERÁN IDÉNTICOS, salvo por motivos de enfermedad.
-EL USO DEL DINERO SE RESTRINGIRÁ AL MÍNIMO.
SE PROCURARÁ QUE EL DINERO SEA LO MENOS ATRACTIVO POSIBLE.
-SE PROHIBIRÁN
LAS ARMAS.
-LAS PERSONAS
DEBERÁN RENUNCIAR A LA AVARICIA. En cuanto a la vanidad, podrá satisfacerse de
muchas maneras, pero no mediante la acumulación de riqueza.
-EL MUNDO DEBERÁ RENUNCIAR A LOS ESTADOS. Solo
un gobierno mundial puede garantizar la abolición de la competencia y el
respeto a los derechos humanos. Un gobierno universal, una justicia universal.
Los patriotas podrán reivindicar su tierra y tradiciones, pero no un estado. -SE ELEGIRÁ Y PROMOVERÁ UNA LENGUA ARTIFICIAL
como lengua oficial y universal. Las lenguas naturales serán protegidas del
mismo modo que el resto del patrimonio, ya sea natural, artístico o histórico.
-EL ESTADO
UNIVERSAL RESPETARÁ PERO NO APOYARÁ LAS CREENCIAS Y RELIGIONES.
-LOS PRINCIPIOS
DE LIBERTAD, IGUALDAD Y FRATERNIDAD, LA RECUPERACIÓN DEL PLANETA Y LA
DECLARACIÓN DE LOS DERECHOS HUMANOS SERÁN LOS ÚNICOS FINES DEL GOBIERNO
UNIVERSAL.
*Artículo 21º de El
instante: reflexiones sobre la crisis
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