Félix Población
El siempre sagaz Jordi Évole estuvo ayer un tanto
soporífero al entrevistar al presidente de la Generalitat, Artur Mas.
Es la primera vez que dejo de escuchar con interés al periodista y a su
entrevistado y casi me rindo al sueño. Quizá mi sopor fuera fruto del hartazgo que me procura una polémica, la del referéndum por la independencia de Cataluña, que creo está
siendo interesadamente manipulada desde Barcelona y Madrid, con iguales y
temerarios argumentos nacionalistas.
Tanto en Cataluña como en el resto de España, casi
trece millones de ciudadanos no pueden llevar una vida digna porque los
respectivos gobiernos no han dejado de aplicar políticas antisociales que
amenazan con erradicar derechos básicos, conseguidos a costa de muchos esfuerzos.
Me parece que plantear una consulta del carácter de la prevista en estas
circunstancias está fuera de lugar, a menos que lo se pretenda sea ocultar con
ello, tanto desde Madrid como desde Barcelona, una de las coyunturas históricas
más lesivas para la clase trabajadora en los últimos treinta años.
Ayer, en el programa de Évole, pudimos escuchar a Mas la
pregunta/trampa que se plantearía en ese hipotético referéndum o consulta a
celebrar en el transcurso de los próximos cuatros años: "¿Desea que
Cataluña sea un nuevo Estado de la
UE?". El
president, en lugar de plantear la que sería cuestión clave, esto es, ¿desea que Cataluña sea un país independiente?, se sirve del señuelo de Europa a sabiendas de que para tal objetivo debería su país separarse antes de España (algo que acaso Mas da por obvio a juzgar por la naturaleza de su pregunta), y de que Cataluña no ingresaría en la Unión Europea de forma automática.
Si se tiene en cuenta que para que esto último ocurra, los 27
socios comunitarios han de aprobar por unanimidad la adhesión de Cataluña como
nuevo Estado, parece improbable que se consiga esto con el veto ya anunciado de
España.
Otro aspecto que me interesa destacar de la entrevista
con Évole es la referencia que hizo el president al estamento militar español. No
ve posible Mas que las Fuerzas Armadas puedan intervenir en Cataluña, ni
tampoco que con ese argumento se pretenda otra cosa que fomentar el miedo entre
la población. Para Artur Mas el vínculo que nos une a Europa pesaría más como
impedimento de una posible actuación militar que el artículo octavo de la Constitución vigente,
en el que se especifica que es misión de las Fuerzas Armadas garantizar la
soberanía e independencia de España, defender su integridad territorial y el
ordenamiento constitucional.
A lo largo de más de cuarenta años, hubo en este país
una organización armada que quiso lograr la independencia del País Vasco matando a
militares, guardias civiles, policías nacionales, periodistas y ciudadanos en
general. El término independencia se ha venido asociando en España, durante ese
largo periodo, a casi un millar de asesinatos. Cierto que esto nada tiene que
ver con el talante civilizado por el que han discurrido las reivindicaciones de
independencia en Cataluña, salvo aquellas esporádicas acciones de Terra Lliure
en los inicios de la
Transición, pero me temo que aparte de ese título octavo que
apela a las Fuerzas Armadas en defensa de la integridad territorial, el
recuerdo de las víctimas de ETA también pesa en la mentalidad de muchos
sectores del estamento militar al que Mas dice no temer. Yo, sí. El último intento de golpe de Estado en España no ocurrió en el siglo XIX.
DdA, IX/2.211
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