viernes, 14 de septiembre de 2012

LAS FOSAS DE FRANCO Y FRANCO EN EL FRIGORÍFICO DEL ARTISTA MERINO



Félix Población


La Sociedad de Ciencias Aranzadi, la Universidad del País Vasco y el gobierno de esta comunidad han organizado una exposición bajo el título Exhumando fosas, recuperando dignidades, que acaba de ser inaugurada en San Sebastián. La muestra ofrece por medio de 34 paneles fotográficos las tareas verificadas en las fosas de la Guerra Civil desde el año 2000, con minuciosas explicaciones acerca de las facetas científica y humana del proceso.

El prestigioso forense guipuzcoano Francisco Etxebarria, cuya participación en la exhumación de múltiples enterramientos de la Guerra de España ha sido muy activa, manifestó con ocasión del evento que todavía no se han satisfecho los derechos a la verdad, la justicia y la reparación que asisten a las víctimas, unos derechos que son universales. Etxebarria, que intervino en la autopsia practicada al presidente Salvador Allende -de cuya muerte se acaban de cumplir 39 años-, aclaró respecto al derecho a la verdad que hay cosas que todavía no se han investigado, mientras que en lo referente al derecho a la justicia los tribunales no quieren intervenir.

Ha habido, según el reputado forense, un reconocimiento a las víctimas en el ámbito social, que no se ha logrado de manera suficiente en el institucional: "El pilar intermedio -ha proseguido- es el de la Justicia, y todos sabemos que, tras la intervención de Garzón y la última sentencia del Tribunal Supremo, se viene a decir que esto no es perseguible porque los hechos habían prescrito. Y por eso hay una pugna que va a alcanzar el ámbito internacional".

Recordó Etxebarria en este sentido que este mes estaba prevista prevista la visita a España de una juez argentina que se quería declarar competente sobre el asunto, pero que finalmente no vendrá, por lo que "seguramente será en alguna otra instancia internacional donde se trate de mover ese segundo pilar". Etxebarria ha insistido en que los derechos de las víctimas están "jerarquizados", ya que "primero es la verdad, después la justicia y finalmente la reparación", de modo que "no se puede hacer reparación si los dos pilares anteriores no se han puesto en funcionamiento.

El pasado mes de febrero, con ocasión de la celebración de la última edición de ARCO, el artista catalán Eugenio Merino presentó su obra "Always Franco", que exhibe al dictador alojado en un frigorífico y decorado con el diseño característico de Coca-Cola. “Franco sigue siendo noticia, no ha desaparecido. Está más de moda que nunca con la ley de Memoria Histórica, Garzón y el Diccionario Biográfico Español”, declaró entonces el escultor para explicar el significado de su obra. "Franco sigue estando presente en nuestras vidas, en nuestra política y en nuestra sociedad. Franco en una nevera es la imagen de su permanencia en nuestra cabeza.

Como para reafirmar este criterio, la Fundación Francisco Franco consideró la obra de Merino una "ofensa, que caricaturiza al anterior Jefe del Estado y constituye una provocación en toda regla", tal y como consta en la denuncia presentada por esta Fundación ante un juzgado de lo civil de primera instancia de la ciudad de Madrid. El juicio tendrá lugar hoy mismo en la capital de España y debería ser motivo para preguntarnos una vez más, al margen de que la sentencia sea favorable a Merino, cómo puede existir en España y en Europa, cuyo parlamento condenó el franquismo, una fundación que defiende el honor de un dictador y que, además, se permite interponer demandas contra quienes denuncian lo que significó su figura.

El juicio de hoy , pues -como dice Honrubia Hurtado en Kaos en la Red- no debería ser un juicio entre el señor Eugenio Merino y la Fundación Francisco Franco, sino entre quienes defienden una verdadera democracia y quienes siguen pensando que todo vale en política si de "salvar a España" se trata. Es decir, entre la dignidad y la indecencia. Entre los que quieren un mundo en paz y libertad, y los que se creen con derecho a imponer sus ideas a los demás por la ley de la fuerza, la violencia o el golpe de Estado.

El forense Etxebarria desveló durante la inauguración de la exposición de San Sebastián que han aparecido nuevas fosas en el municipio vizcaino de Sopuerta. Una de las víctimas portaba un anillo con un nombre de mujer, que permitió identificar a su portador, y otra tenía marcada en su reloj la que bien podría haber sido la hora de su muerte, aquella trágica hora de España a la que dio cuerda el general felón del frigorífico de Eugenio Merino.

PARADOS, AL MONTE
Leo en la prensa que el Gobierno obligará a los parados a realizar trabajos de limpieza y recuperación de las áreas calcinadas por los incendios. Oigan, qué idea más buena. Pero creo que se queda corta. Veamos: ahora que sobran interinos en educación, enfermeras en la sanidad pública, dependientes y otros trabajadores por doquier, ¿por qué no obligar también a los profesores que se queden en paro a ayudar en las escuelas? ¿O a las enfermeras a hacer turnos gratuitamente en los hospitales? Fontaneros, periodistas, trabajadores varios: todo el que cobre una prestación, ¡a ayudar a la comunidad! De esta manera, además, incluso podríamos despedir a más gente manteniendo la calidad de todos los servicios públicos. Incluso, por qué no, obligar a hacerlo también a quienes nunca han trabajado o no tienen paga alguna. Al fin y al cabo, estas personas están usando las carreteras, los centros de salud, los centros sociales, todas las infraestructuras de nuestras ciudades sin colaborar en su mantenimiento. Miedo me da esta clase política que considera a la persona en paro, no una persona, sino una mierda. Se les olvida que el parado que cobra un subsidio solo recibe lo que antes ya entregó a la sociedad. Se les olvida que el parado que cobra un subsidio lo que desea es tener un trabajo del que vivir. Y encima tenemos que oír continuamente que el modelo a seguir es la moderna China. Verán, el modelo chino no es moderno ni novedoso. Se conoce desde hace muchos siglos. Se llama esclavitud.— Mª Isabel Álvarez Jiménez.

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