martes, 7 de agosto de 2012

CONSUMO PRESCINDIBLE DE PAPEL EN LA ENSEÑANZA



Alejandro Prieto


En un tiempo en el que las tecnologías de la información y la comunicación (TIC) se incorporan, expanden e integran de manera creciente en nuestra vida, sin excluir o dejar al margen ningún ámbito social, no me ha extrañado recibir una notificación de la compañía de telecomunicaciones indicando que la factura será en formato electrónico a partir del próximo octubre; otra historia es si el cliente obtiene algún beneficio directo por el ahorro económico conseguido con la implementación de tal medida.

En cambio, y aunque pueda resultar paradójico, no es despreciable el número de alumnos que se ven obligados a sacar gran cantidad de fotocopias cuando cursan estudios en la educación secundaria y en el instituto. Sobre todo, en el caso de las asignaturas impartidas sin libros de texto.

Por ello, parece natural que los jóvenes (y también sus padres) se formulen algunas preguntas, tal como pude escuchar hace unos días a un grupo de chicos y chicas de entre 16 y 18 años que charlaban animadamente en un parque: ¿por qué acudir a la fotocopiadora cuando el material se les facilita en soporte informático?, ¿ no es más razonable que cada cual escoja en función de sus posibilidades y/o preferencias, si desea estudiar la materia en papel o en una pantalla?: ¿por qué no escanear el temario y la documentación requerida a fin de ofrecer ambas opciones a los estudiantes?; ¿garantiza mayor atención y dedicación por parte del alumno que la información disponible pese y ocupe espacio físico en la mochila, en vez de ser portada y estar almacenada en un ordenador o pequeño lápiz de memoria que cabe en el bolsillo?; ¿qué necesidad hay de que las familias (muchas sin apenas ingresos) realicen un desembolso si este puede soslayarse?; ¿cómo es posible hablar de la necesidad de reducir, reciclar y reutilizar cuando, simultáneamente, se exige llevar a cabo un consumo que en buena medida es prescindible o evitable?

Aplicando un poco de sentido común y no demasiado esfuerzo, cuestiones muy recomendables y preciadas en una época en la que millones de hogares afrontan serias dificultades económicas, es factible y conveniente coadyuvar en la medida de lo posible a aliviar las cargas familiares, así como a disminuir el consumo de toneladas de papel.

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