Camilo José Cela Conde
Read my lips, dijo George Bush padre cuando, siendo candidato a la presidencia de los Estados Unidos, prometió que no subiría los impuestos. El que sería a la postre el mejor de los dos Bush daba por supuesto que sus palabras no iba a creérselas nadie, así que tuvo la inspiración afortunada de remitir a los gestos. Como ganó las elecciones, cabe pensar que acertó; así lo creen todos los aspirantes a hacerse con el gobierno que, hoy día, utilizan a pies juntillas el recurso de poner gesto fiero y convencido para vender confianza. Como es lógico, acompañan el ademán asertivo con frases a juego. Por ejemplo, “España no será intervenida”, como aseguró el presidente Rajoy en Tele 5 de manera rotunda y contundente —los adjetivos son del secretario general del Partido Popular de la Comunitat Valenciana— en el mes de mayo. O bien, “España no va a pedir el rescate a corto plazo”, frase no menos clara y enérgica que pronunció el ministro de Economía, Luis de Guindos, dos días antes de que la Moncloa solicitase los cien mil millones de euros de marras.
Read my lips. Lo importante es dar golpes con el puño sobre la mesa, juntar las cejas, fruncir los labios. Una autoridad en el ejercicio de su dominio ha de mostrarse no ya contundente sino agresiva de hacer falta, que vaya si hace. El personal anda cada vez más levantisco e incrédulo, hasta el punto de que a los del 15-M les bastó con 24 horas para recaudar los 15.000 euros necesarios para querellarse con Rato, así que urge componer posturas y gestos cada vez más fieros si se quiere conseguir que el auditorio confíe en las palabras.
Por supuesto que esa escalada en el ademán feroz tiene el riesgo de convertirse en prueba inequívoca de lo contrario. El 64% de los españoles daba por seguro el rescate para España días antes de que se produjese, por mucho que Rajoy y sus ministros se empeñaran en negarlo. O quizá porque lo hacían. Ver a la autoridad de turno diciendo con rotundidad algo lleva a entender de inmediato lo contrario. El mecanismo funcionaba ya en tiempos de Franco, cuando corrían rumores sobre la devaluación de la peseta; hoy se ha vuelto un mantra común y por tanto inútil. Bush padre subió, claro es, los impuestos. España ha sido intervenida. Todos mienten, que diría House.
Si dejamos de lado los recursos retóricos acerca de las herencias recibidas y las culpas ajenas y volvemos a lo que cuenta, que es el valor del gesto, cabría recomendar a las autoridades que utilizasen más la mesura en adelante. ¿Quién va a creer de nuevo a Guindos, a Montoro, a Rajoy, cuando nos han vendido sus mentiras de forma tan descarada? Urge encontrar una alternativa al Read my lips que, aun cuando sólo sea por aquello de la novedad, permita seguir engañando. Si el lenguaje corporal ya no sirve, y el de siempre, el de las palabras, no se lo cree nadie, va a ser cosa de disfrazarse de Supermán, como Ruíz Mateos. Quizá no sea muy eficaz, pero queda vistoso.
Hacen largas jornadas laborales, como adultos. Según la Organización Internacional del Trabajo, en los últimos años ha aumentado un 20% el número de menores, de entre 15 y 17 años, que desempeñan oficios peligrosos.250 millones de niños trabajan en el mundo.
RESCATE DE LA BANCA, NO A LA BANCA
La Fundación del Español Urgente (Fundéu) señala que con la palabra rescate, aquello que se recupera o se libera de un peligro o daño se introduce con la preposición de y no a, por lo que se recomienda hablar de rescate de la banca en lugar de rescate a la banca.
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