lunes, 28 de mayo de 2012

NO NECESITAMOS COMPASIÓN, LAGARDE, SINO DIGNIDAD Y JUSTICIA



Ana Cuevas


Gracias por esclarecer cualquier resquicio de duda, señora Lagarde. Se puede decir más alto pero no con más rotundidad y cinismo. "No esperéis compasión". Esta es su respuesta a la desesperanza de vida de los hermanos griegos, un país asfixiado por una deuda más que odiosa que ha sumergido al pueblo en la miseria por generaciones. No habrá compasión, ladra Lagarde.

Esto va también para los miles de griegos que están abandonando a sus hijos ante la imposibilidad de mantenerlos. Y para esa legión suicida que se vuela la cabeza o practica el salto del ángel desde los tejados. Las desgarradoras cartas con las que se despidieron de este mundo no conmovieron a la frígida dama europea. Ni una lágrima furtiva, ni un asomo de elemental empatía. La negra entraña de la banca vomita por sus labios la eterna letanía de los usureros: ¡Pagad, pagad malditos!

Ya no son necesarias las caretas. Las cositas diafanas y a pura cara de perro si hace falta. No habrá compasión, humanidad ni vergüenza. Como este tipo tan majo que dirige ahora la Bankia intervenida. Dice que no hay que devolver nada y que él no está ahí para depurar responsabilidades. ¡Olé sus bemoles! Los 23.500 millones de euros de dinero público (más lo que colee) para la buchaca. Y aquí no ha pasado nada. Santa Rita, Rita.

No, no habrá compasión ni la esperamos. Porque no se puede esperar compasión de los que entienden la vida como un botín sangriento. Lo que buscamos es dignidad y justicia. Ya se que ambos son conceptos ininteligibles para las meninges de las fieras. Por eso deberíamos pensar en cómo someterlas. En encontrar la manera de aislarlos definitivamente de la raza humana por una mera cuestión de supervivencia.

La directora del FMI responde a zarpazos contra los griegos. Mañana serán nuestros pellejos los que sientan las inhumanas garras de Lagarde. Si es que queda algo tras la pantagruelica merienda canibal que engulle nuestro estado del bienestar por las insaciables fauces de la banca.
Es justicia lo que necesitamos. Mucha limpieza para eliminar toda la mugre que domina nuestras existencias. Y sobre todo coraje para detener el saqueo colectivo y recluir en sólidas jaulas a todas estas bestias. Por mí, que se metan su compasión donde les quepa.

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