jueves, 24 de mayo de 2012

FACEBOOK O LAS 1.500 VIDAS DE UN ASALARIADO



Camilo José Cela Conde


El primer día de esta semana, el lunes, Facebook perdió en la Bolsa cerca de mil quinientos millones de dólares y su propietario, Marc Zuckerberg, les dijo a los periodistas que no le importaba nada.

Eso es clase: así, a ojo de buen cubero, un millón de dólares es lo que ganaría un asalariado español a lo largo de treinta años de trabajo, es decir, con las dificultades que existen para lograr y mantener un trabajo, en la práctica totalidad de su vida laboral. Si no comiese, ni bebiese, ni fuera al cine, ni se comprara ropa, ni coche, ni pagase alquiler; vamos, si ahorrase todos y cada uno de los dineros que hubiera recibido al mes durante esas tres décadas, contaría con el capital redondo de un millón. Para llegar a lo que ha perdido Facebook en una jornada debería reencarnarse y vivir mil quinientas vidas, cosa que no está al alcance de todos. Aun lográndolo, sería milagroso que le quitasen de golpe lo ganado y dijera que le da igual. Insisto: eso es clase.

Aunque a lo mejor me equivoco y lo que sucede es que, pasando de una determinada cantidad de dinero, cien millones, pongamos, el valor real de la moneda desaparece para quedar en un guarismo casi de matemático ocioso. Cuando uno tiene mucho más de lo que podría gastarse durante toda su existencia, el concepto de dinero cambia. Más aún cuando no cabe hacer como el tío Gilito, el pato de Walt Disney de las historias de Donald de mi infancia: acumular todas las riquezas en un montón de monedas en el que darse un baño permanente. Con la virtualidad de los valores en Bolsa, ganar mil quinientos millones o perderlos viene a ser lo mismo: un tedioso asiento contable al que, tras echar un vistazo así, de pasada, se deja de lado porque aburre.

Habrá quien piense que con mil quinientos millones cabe hacer toda suerte de obras de caridad o de justicia para que el mundo sea un poco menos agreste. Craso error. Quienes no pueden extender un cheque por el valor de su fortuna porque no cabe en el lugar destinado a escribir la cifra, ni piensan en los miserables ni les importa gran cosa lo que les pueda suceder. Como, además, la fe está de baja y nadie se cree ya hoy en día esa historia bíblica del camello y el ojo de la aguja, quizá porque cada vez hay menos camellos y menos agujas a los que recurrir para calibrar la magnitud del problema, viene a ser ridículo pensar en la beneficencia.

El dueño de Facebook, o de Yahoo, o de lo que haya por ahí en manos de una sola persona cotizando por valor de miles de millones en Bolsa, dedicará sus amores y sus odios a otras cosas. A lo mejor es por eso que cada vez conozco más personas a la que, al confesarles que no he entrado jamás en Facebook, me dicen que ellas tampoco. Gentes a las que perder mil quinientos dólares, o euros, o libras les preocupa mucho más que hacer eso mismo con mil quinientos millones. Lo primero es un riesgo nada utópico. ¿Lo segundo? Riesgo no es. ¿Absurdo? ¿Embrutecimiento? ¿Deshumanización? Si pudiese entrar en Facebook, igual se lo preguntaba a alguien.

"CON UNA GOTA DE MI SANGRE ENCONTRARON A MI PAPÁ"

Aparecieron en un cementerio uruguayo los restos de Roque Montenegro, el padre de la nieta recuperada Victoria Montenegro, desaparecido un mes antes del 24 de marzo de 1976. La identificación reveló que los vuelos de la muerte empezaron apenas realizado el golpe.+@Página/12

+@EL ESTIGMA DE TENER UN ABUELO NAZI (BBC/MUNDO)
+@AMANECER DORADO ESPOLEA LA CAZA DE INMIGRANTES EN GRECIA (PÚBLICO)

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