Félix Población
Dos aciertos previos a este montaje son de señalar en el ya sobradamente meritorio currículum del director, Andrés Lima. El primero, haber elegido esta comedia, escrita sobre la novela del pretigioso escritor noruego Ingvar Ambjornson y cuya adaptación teatral y cinematográfica a cargo de Axel Hellstenius y Petter Naes ya fue hace años muy estimada por el público. Se trata de un libreto eminentemente divertido, versionado en español por David Serrano, que no excluye en su desarrollo reflexiones de fondo muy atinadas y hasta momentos conmovedores que parecen impredecibles en un espectáculo tan lleno de carcajadas.
Claro que para sacar todo el juego a una obra con esas características, que dispone, además, de un material de complejo tratamiento interpretativo en lo que respecta a los dos personajes fundamentales que la sostienen, Elling y Kjell Bjarne, era preciso que Lima acertara con la segunda clave para el éxito de la función: la elección de los dos actores que les dieran vida. Carmelo Gómez (Elling) y Javier Gutiérrez (Bjarne) realizan un trabajo tan sobresaliente como agotador.
Elling y Bjarne ocupan la habitación de un hospital psiquiátrico donde llevan un tiempo internados. El primero es un poeta clandestino, que lee sus versos de noche a la luz de una linterna, padece agorafobia y vértigo, y vive sumido en el recuerdo obsesivo y la pertinaz influencia de su madre muerta, que condiciona su mentalidad y comportamiento. Bjarne, por el contrario, abomina de la memoria materna, es visceral, efusivo y primitivo, marcadamente infantil y no deja de apelar a su desbocado instinto sexual ante cualquier alusión que lo incite.
Del hospital pasan ambos personajes a compartir un piso estatal de adaptación que les ha de servir para integrarse en la vida social. Lo harán paulatinamente y no sin sus momentos de tensión, gracias a la amistad que se profesan, y con el concurso del poeta Alfons Jorgensen, que abre a Elling al mundo, y la vecina Reidun, embarazada y alcohólica, que enamora a Bjarne. Chema Adeva ofrece una magnífica interpretación del poeta Alfons, matizada y consistente. Comparte ese papel con el de Frank Aslij, el asistente social que visita y vigila el comportamiento de los dos internos en el piso. Rebeca Montero, por su parte, está mucho más convincente como Reidun que como enfermera, quizá porque este último personaje resulte excesivamente difuso y tópico.
Desde el pasado mes de enero lleva Elling en la Sala Galileo a teatro lleno. No es de extrañar porque el espectáculo divierte y conmueve al público, que además tiene oportunidad de presenciar el extraordinario trabajo actoral de Carmelo Gómez y Javier Gutiérrez, con una destacable y ya casi hasta habitual labor de dirección a cargo de Andrés Lima. La única pega que encuentro al montaje es que el escenario central solo facilite la visión integra a los espectadores que lo contemplan de frente, dejando al resto, sobre todo a los de atrás, con una devaluada y yo creo que injusta observación del mismo.
ASSANGE: "HAY QUE ROMPER LOS MONOPOLIOS MEDIÁTICOS
PARA QUE NO ABUSEN DE SU POSICIÓN DOMINANTE"
PARA QUE NO ABUSEN DE SU POSICIÓN DOMINANTE"
En una entrevista exclusiva concedida a Orlando Pérez, director del diario ecuatoriano El Telégrafo, Assange -quien está bajo arresto domiciliario en Reino Unido, a la espera de que se resuelva su recurso contra la extradición a Suecia-, se muestra partidario de romper los monopolios mediáticos para que éstos no puedan abusar de su posición dominante en el mercado.
2 comentarios:
La obra es una maravilla. Me lo pasé genial. Hay veces que no sabes si soltar una laágrima o una carcajada. Tiene un valor mucho más profundo del que se pudiera apreciar a simple vista.
Uno de los espectáculos teatrales dignos de recordar este año en Madrid. No se lo pierdan.
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