Ricardo Royo Villanova
Anoche asistí a un curioso espectáculo policial. Ciertamente, la indignación y la sorpresa competían en mi espíritu por ver cuál de ambos sentimientos se hacía fuerte en la plaza. Acudí a una concentración en Sol autoconvocada a través de las redes sociales en protesta por las detenciones de trabajadores durante los últimos días, así como de las de los activistas detenidos como consecuencia de su acción pacífica de boicot en el Metro de Madrid. Una de tantas, una de las mucha que se han convocado durante años y años en Madrid y en otros lugares a las que con suerte acuden 100 personas que dan unas voces y se retiran. Ayer fue distinto.
Acudí con un amigo, y tuvimos que recorrer la Puerta del Sol dos veces de un lado al otro, buscando la concentración hasta que nos dimos cuenta -vi algunas caras conocidas- que una serie dispersa de grupos de tres o cuatro personas, quizás fuese la concentración. Así que ahí nos quedamos. No sé: podía haber a eso de las 20:00 horas unas 60 personas en varios grupos. Pero ni una pancarta, ni un cartel, ni un ruido, ni un grito. Podía ser la concentración, pero también podían ser, sencillamente, la gente que hay en Sol habitualmente. Lo único extraordinario y fuera de lo normal era la presencia desproporcionada de fotógrafos, cámaras de televisión y policías antidisturbios. A los agente no les conté, pero conté 19 furgonetas. Les prometo a ustedes que aquello parecía una manifestación de policías de uniforme. Si no había 100, no había ninguno.
En un momento determinado, los agentes empezaron a pedir identificación a las personas que allí había. No había concentración, nadie había dicho aún una palabra. Por supuesto, no hubo violencia. Técnicamente, eramos gente en la plaza. Nada más. Así que poco a poco, empezaron a sonar eslóganes. Si nos sancionan, que sea por algo real, debimos pensar: «Libertad activistas presos» y «Yo también tiré de la palanca», fueron los gritos elegidos. En una media hora, identificaron absolutamente a todas las personas que estábamos allí, manifestantes o no, y marcaron con una crucecita a quienes les pedíamos a ellos el número de placa. Yo me quedé con la del que me identificó a mí, y no tengo claro si presentar algún tipo de reclamación o protesta. El alboroto generado hizo que muchos curiosos se transformaran en manifestantes (y fueran convenientemente identificados por la ralea policial, claro), y que multitud de turistas se acercaran a preguntar qué ocurría.
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+@¿MONARQUÍA O REPÚBLICA?EL PORQUÉ DE LA AUSENCIA DE UN DEBATE PÚBLICO EN LOS MEDIOS DE COMUNICACIÓN
La respuesta es: porque la defensa de la Monarquía como forma del estado en España es insostenible. La legalidad y la legitimidad del Rey y de la Corona, se hunden en el lodazal de la ignominia en la que se han instalado, y no existe argumento alguno capaz de justificar las siguientes circunstancias:
1. Que el actual Rey de España no haya jurado la Constitución, base jurídica de su reinado.2. Que el juramento de fidelidad personal a Franco, que Juan Carlos formuló solemnemente, sigue estando vigente, al no haber adjurado del mismo para no incurrir en perjurio (un caso único en el mundo).3. Que el referéndum de 1978, base legal que se atribuye la actual Monarquía, no disfrutó de las condiciones ambientales de libertad, al estar secuestrada la voluntad popular bajo amenaza de la cúpula militar, de dar un golpe de estado involucionista. Es decir, un franquismo sin Franco.
+@LA MAYORÍA DE LA PRENSA ES CADA DÍAS MÁS COBARDE, BENÉVOLA Y PUSILÁNIME
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