martes, 20 de marzo de 2012

EL SARKOZY DE LOS MÍTINES Y EL DE LOS PÉSAMES


Félix Población

La campaña para las elecciones presidenciales en Francia se ha visto sacudida por el escalofriante atentado contra un colegio judío en Toulouse en el que perdieron la vida tres niños de corta edad y un profesor. Todo parece indicar que el autor de la matanza es el mismo que asesinó a tres militares franceses de origen magrebí hace unas fechas. Estamos, por lo tanto, ante una acción criminal que se presume fascista, xenófoba y racista, calificada por el presidente de la nación como tragedia nacional.

Sarkozy se mostró ante las cámaras muy atribulado por los hechos, pues él mismo tiene antecedentes familiares judíos. “Quiero expresar a los líderes de la comunidad judía cuán cerca nos sentimos de ellos. Toda Francia está a su lado”, dijo el presidente de la vecina república en su discurso público. “No debemos ceder ante el terror. La barbarie y la crueldad no pueden ganar, el odio no puede ganar”, añadió.

Todos recordamos, sin embargo, que tan solo hace un par de semanas, con motivo del gran mitin protagonizado por el presidente francés en la localidad de Villepinte, al norte de París, Sarkozy quiso ganarle expectativas de voto a la candidata ultraderechista Marine Le Pen, que le sigue a una cierta distancia en las encuestas, a base de considerar la inmigración como uno de los grandes problemas de Francia.

«Se trata de un problema de gravedad creciente -afirmó-. Ningún Estado puede resolverlo solo. Europa debe actuar de manera más enérgica. Los acuerdos de Schengen deben ser revisados. La gestión de los flujos migratorios no puede quedar en manos de tecnócratas. Es necesario sancionar a los Estados que no cumplan la disciplina común de vigilar fronteras. Si Europa no actúa en ese terreno, Francia suspenderá su participación en los acuerdos de Schengen, hasta que se negocie un nuevo tratado». En opinión de Sarkozy es imprescindible que la Unión Europea matice, renegocie o reforme el Tratado de Schengen, que como se sabe es el que regula la libre circulación de las personas dentro de la Unión.

Es de lamentar que, acuciado probablemente por los sondeos de las encuestas que le dan como perdedor ante el candidato socialdemócrata, el presidente francés no haya tenido ayer la muy humana delicadeza de arrepentirse públicamente de una de sus proclamas lanzadas en el mitin de Villepinte. Dijo Sarkozy entonces, implicándose en la acción: Defenderemos sobre todo el derecho de los cristianos a vivir en paz. Es probable que esta frase estuviera en la memoria de alguno de los familiares de las víctimas del atentado de Tolulouse cuando ayer Sarkozy acudió a darles su más sentido pésame. ¿O es que ellos, por no ser cristianos, estaban privados de ese derecho y así deben soportarlo en tan dramáticas circunstancias?

1 comentario:

Folía dijo...

Está bien poder leer esta reflexión, relacionar las cosas que se dicen, las cosas que pasan, no tragar información sin más.

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