martes, 21 de febrero de 2012

RECUERDO DE LA HOSPITALIDAD TURCA


Félix Población

Para Atayan, Kubra, Erdógan, Emine, Ayhan Erik, Mustafá y sus amigos y vecinos.

Nunca olvidaré esos días de invierno en Estambul, amigos,
porque mientras la nieve caía sobre El Bósforo
y nos ateríamos de frío, embebidos de asombro en las grandes mezquitas
donde respiran los viejos árboles que dan savia a las piedras,
vosotros forjabais la primavera de nuestra amistad
con el discreto celo de lo que no necesita relumbres
para asomarse a la luz de la mirada.

Disculpadme, amigos, si por algún momento
pensé que la amabilidad de vuestro trato y cortesía
era mera y sutil mercadotecnia
para dar una buena imagen al turista.
Excusad este achaque de quienes procedemos de un mundo
en el que se nos quiere hacer siervos de todos los mercados
que abaratan la humanidad que nos une,
en aras de la codicia banal que todo lo divide
y hace del sentimiento materia de sospecha.

Nunca olvidaré esos días de invierno en Estambul, amigos,
cuando nos abristeis a nuestros pies descalzos
la casa familiar, blanca y pulcra, de vuestros amigos,
para que el cálido alimento de su hospitalidad,
como los sorbos de vuestro delicioso té,
encendiera fraternalmente nuestras palabras
y tras unas horas tan solo de charla y risa francas
fuera preciso por naturaleza el abrazo espontáneo para despedirnos,
porque así lo había inscrito vuestra afable acogida
en todos y cada uno de nuestros sentidos.

Tened por seguro, amigos, que si al estrecharos
se dejó sentir mi corazón, pecho a pecho con el vuestro,
me sentí aliviado, pues nada mejor que esa elocuencia
para corresponder a vuestra cordial acogida.
La llevaremos para siempre en nuestra memoria,
al otro lado de la mar que compartimos,
sabedores de que allí por donde nos llega el sol cada mañana
también brilla esa lumbre del corazón abierto
que abraza al extranjero como hermano.

4 comentarios:

Folía dijo...

No conozco Estambul.Si la ciudad y su gente te inspira todo lo que transmites en este poema tengo que ir y zambullirme en ese mar de sensaciones y emociones,abrir los brazos y el corazón a una manera diferente de ver al forastero y estrechar en un abrazo para que no se escape la idea de que la hospitalidad al que viene y el respeto del que va son los que unen a las personas y los continentes.
Qué bien que fueras más allá de las compras, el regateo y las especias del Gran Bazar. Qué bien que hables de personas con nombre propio. Qué bien que fueras en invierno y hables de primavera.

FP dijo...

Gracias, Folía. La cultura del sentimiento es la debe dominar a la cultura del dinero. Si no derrotamos a esta última a base de humanidad y humanismo, nos vamos a pique.

María Jesús Casals dijo...

Félix, nos ha emocionado. Así es, tal y como lo describes, como lo relatas. Hemos compartido viaje y sentimientos. Y allí estaban ellos, nuestros amigos turcos, para enseñarnos qué es hospitalidad y confianza. Viajar es descubrir, fundirse con otros. Conocer. Vivir. Hacía frío en Estambul pero qué calidez en nuestros recuerdos.
Un abrazo,
María Jesús y Jua

F.P. dijo...

Gracias, María Jesús y Juan. Me ha gustado mucho conoceros y disfrutar de vuestra compañía en un viaje tan digno de recuerdo. Un abrazo.

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