domingo, 12 de febrero de 2012

EL FARISEÍSMO GUINESS DE MONSEÑOR MARTÍNEZ



Lazarillo

Este Lazarillo hace suyos los breves y precisos comentarios expuestos por el firmante de la carta que el diario El País publica en su edición de hoy, domingo, a propósito de unas impertinentes declaraciones de monseñor Martínez, que lo es por la diócesis de Granada. Que sepamos, don Javier no ha pedido hasta ahora ningún tipo de disculpa por lo dicho. Tampoco ha echado la culpa al mensajero, tal como suele ocurrir cuando los respetados miembros de la obispalía repararan en los despropósitos de sus prédicas, cada vez más frecuentes, y tratan de paliar sus efectos a posteriori. ¿Se imagina el curioso lector que esto mismo lo hubiera dicho uno de los colegas Martínez en la iglesia ortodoxa griega ahora que los tecnócratas de aquel Gobierno, impuesto por la Dictadura del Capital con el mayor de los descaros, han decidido mandar a la calle a 15.000 funcionarios? Es más, ¿se imaginan que esto último pudiera ocurrir en España mientras la católica iglesia, con sus respetables monseñores a la cabeza y haciendo declaraciones como la de don Javier, se sigue llevando 10.000 millones de euros de todos los ciudadanos, cada vez más explotados por esa misma dictadura? Lean el atinado artículo de J. Mit Pau, que tan bien compendia y define la actitud de Martínez con muy pocas y justas palabras:

"El arzobispo de Granada, Javier Martínez, ha merecido figurar en el Libro Guinness de los récords. Hizo una homilía el 7 de febrero denunciando la mentalidad de subsidio estatal imperante entre quienes de suyo no lo necesitarían.

Hasta aquí, todo normal, porque ese parasitismo social es indecente y, para un cristiano, como bien ha dicho el prelado, pecaminoso. Lo noticioso es que ese arzobispo es español, país en donde su organización, máxima poseedora de bienes, recibe además, por el llamado “impuesto religioso” y otros subsidios y excepciones de impuestos de monto muy superior, subvenciones muy superiores a ninguna otra entidad y que estamos obligados a pagar todos.

Su récord de valor es, pues, el haberse atrevido a criticar a los demás por lo mismo que él y los suyos practican como nadie; es decir, en términos cristianos, es un récord fariseísmo; y, en términos freudianos, un récord de proyección en los demás de su propio parasitismo social".

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