Lucas León
Apenas pude dormir la noche pasada. Algunos amigos me invitaron a ver un documental sobre el libro de Naomi Klein, “La doctrina del Shock” y su visión me desasosegó sobremanera.
Creí (y debería) estar vacunado sobre este tipo de episodios, pero la constatación, evidente, de lo que la brillante autora llama como “capitalismo del desastre” y su plena vigencia en el momento que vivimos, pudo con mi indolencia política, mal adquirida y peor sobrellevada.
Comprobar como la actual crisis mundial no es sino una consecuencia de un programa de ingeniería social y económica, elaborado a partir del ultra liberalismo de la “escuela de Chicago” y de que su autor intelectual, Milton Friedman, llegara a considerar idóneas para una mayor privatización del sector público las catástrofes naturales del huracán Katrina y del tsunami de Indonesia.
Nací años después del final de la II Segunda Guerra Mundial y siempre percibí una sensación de “nunca más”, nunca más el nazismo, nunca más un loco como Hitler, nunca más el valor cero de la persona humana.
Lamentablemente hemos vuelto a las andadas. Los que experimentan en Chile la tortura y la desaparición de personas, son los mismos que provocan una guerra en Irak que produce un millón y medio de muertos entre la población civil para rapiñar su petróleo y que un indeseable como Dick Cheney compagine una secretaría de estado con la recepción por parte de su empresa (Halliburton) de 24.000 millones de dólares en contratos. Los que bombardean y disuelven en la mayor impunidad el Parlamento Ruso para imponer a un líder corrupto y borracho como Yeltsin con los que derriban un régimen en Libia, producen 800.000 muertos o desaparecidos y dejan pudrirse sus cadáveres en las carreteras, no para ejemplo local, sino para el mundo.
En definitiva, para que engendros humanos como Botín se jacten en público de “ganar más dinero que nunca aún en medio de la mayor crisis económica que conoce el mundo”. O para que una nueva e incendiaria realidad nos lleve a una inminente nueva guerra en Irán, probable antesala de la III Guerra Mundial. No es casualidad que en el actual Gobierno de España haya un representante de una banca especulativa quebrada y otro de una empresa de armamento.
Escribe Klein, “una receta represiva de la maximización del beneficio global para una pequeña élite. Los neoconservadores ven la proporción ideal de súper-ricos-pobres como permanentemente consistente, con una súper clase de oligarcas empresariales y sus compinches políticos del 20 %. El 80% restante de la población del mundo, los pobres "desechables", que subsisten en la "miseria planificada".
Muy acertadamente Klein dice que el éxito de esta conspiración mundial de los arriba contra los de abajo depende mucho de que esta realidad sea ignorada o desconocida por una mayoría.
En lo que a mi respecta voy a empeñar todas mis fuerzas y capacidades en que esto no sea así.
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