lunes, 19 de diciembre de 2011

CARTA A ZP, POR LAS ARMAS VENDIDAS EN CONTRA DE LA LEY


Gervasio Sánchez

Antes de que usted comience a fortificar una agenda de contactos que le permita fortalecer su cuenta corriente le quiero hacer una proposición muy honesta, señor presidente del gobierno español. Le propongo que me acompañe a visitar algunos de los países en guerra o con conflictos internos o vecinales a los que su gobierno ha vendido armas en los últimos años, violando la ley de control de armas aprobada por el parlamento español en diciembre de 2007.

Incluso la invitación la hago extensible a su esposa y a sus dos hijas. Señor presidente, quiero ver su cara cuando le explique a su familia las razones por las que se ha convertido en el mejor traficante de armas de la historia de la democracia española. Sobre todo quiero ver su cara y las caras de sus seres queridos en alguna de las ciudades libias destruidas, en algunos de los barrios colombianos repletos de desplazados por los combates o en el guetto de Gaza.

Eso sí, señor presidente, usted paga los gastos y yo no le cobro honorarios. Lo hago con la esperanza de que usted realice una especie de examen laico de conciencia y se pregunte si era necesario que triplicase la venta de armas españolas desde que llegó a la jefatura del gobierno, convirtiendo a nuestro triste y desamparado país en la sexta potencia mundial en exportaciones armamentísticas.

Perdone, quizá debería decir que estas ventas se han cuadriplicado, quintuplicado o sextuplicado porque sus colaboradores del Ministerio de Industria, Comercio y Turismo intentaron maquillar las cantidades vendidas en el año 2010. De esa manera no quedaron contabilizados contratos pendientes con Brasil por 480 millones de euros, Noruega por 400 millones y Australia por 305. Si se sumasen estos 1.585 millones de euros al total vendido y reconocido (1.128 millones de euros) estaríamos hablando de 2.713 millones de euros en 2010, es decir más de seis veces la cantidad vendida en 2004, fecha en la que usted ganó las elecciones con un discurso pacifista.

Durante todos estos años usted ha conseguido algo loable: que nadie le preguntase por estas vergonzosas cantidades en las múltiples entrevistas pactadas que le han hecho los periodistas de medios de comunicación amigos o cercanos. Hubiese estado muy bien saber la opinión del más pacifista de los gobernantes españoles sobre sus vinculaciones con la venta de armas.

Sólo el traductor Rafael Lafuente Blanco, de 29 años, le sacó los colores el 26 de enero de 2009 en el programa Tengo una pregunta para usted ante una audiencia de seis millones de televidentes. ¿Se acuerda, señor presidente, del comentario de aquel joven? “A mi me parece muy hipócrita que un gobierno que habla de derechos humanos, de compromiso por la paz, de alianza de civilizaciones, se dedique a vender guerra, muerte y destrucción”, le espetó y tuvo las agallas para recordarle que “es incongruente” que vayamos por el mundo publicitando un discurso pacifista y, al mismo tiempo, seamos una de las principales potencias armamentísticas del mundo.

+@Los Desastres de la Guerra


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