UN DÍA DE DURÁN Y LLEIDA EN EL PALACE Y EL PER MENSUAL DE UN JORNALERO

Félix Población

El vicesecretario de comunicación del Partido Popular, el pulquérrimo Pons, dijo ayer que su partido está dispuesto a recortar el número de diputados en España, lo cual -prometido en precampaña electoral- puede sonar muy bien a aquellos ciudadanos que consideren excesivo el número parlamentarios. Con ello se lograría una rebaja en el gasto público que no viene mal en época de vacas flacas, pero me temo que tal posibilidad es más que remota en un partido que se negó en su día a lo que sigue:

Cuando se habló en el Congreso de la posibilidad de revisar los irracionales privilegios de que gozan sus señorías -en expresión del diputado socialista Juan José Rascón-, tanto el Partido Popular como el Partido Socialista y Convergencia i Unió, se opusieron. Esos privilegios, que constituyen un agravio lacerante -según el citado parlamentario-, consisten en que si usted necesita tres lustros para tener derecho a una pensión y más de 38 años para lograr la máxima a los 65 de edad, el parlamentario que dicen nos representa a todos disfrutará del 80 por ciento de su pensión con sólo siete años de trabajo en el Congreso y del cien por cien si ha cotizado como tal durante 12 años y ha cumplido la edad de 60. Esto es, la condición de diputado durante un periodo de 7 años garantiza la cobranza de una pensión que supera los 2000 euros, mientras que con 15 años de trabajo cualquiera ciudadano de este país que no sea parlamentario apenas podrá superar los 300.

Recuerdo que entonces, al portavoz de Convergencia i Unió, Josep Antoni Durán i Lleida, le pareció inoportuno prolongar el debate sobre si los diputados y senadores disfrutan de privilegios: El problema -dijo- es si la sociedad pretende que al Congreso venga simplemente gente que no tenga propiedad, si pretende la sociedad que esta Cámara sea de funcionarios y de gente pobre, porque si es así, vamos por el mejor de los caminos.

Hace cosa de cuatro años, el diario El País publicó un reportaje del que era protagonista el señor Durán i Lleida. Una de las imágenes con las que se ilustraba el mismo mostraba al diputado catalán desayunando en una suite del hotel Palace, donde su señoría pernocta o pernoctaba gracias a sus haberes, acaso para evidenciar que la suya no es condición de funcionario y gente pobre. Recientemente, el sagaz Jordi Évole, más conocido por El Follonero, entrevistó a Durán en su programa Salvados, recordándole al político esa fotografía, algo que al portavoz de Convergencia i Unió calificó de error, sin disculparse para nada por la exhibición de ostentosidad que comporta la instantánea, máxime en tiempos como los que corren.

Ahora Durán i Lleida acaba de decir que mientras los payeses no pueden recoger la fruta por los bajos precios, en otros sitios de España, con lo que damos nosotros [los catalanes] de aportación conjunta al Estado, reciben un PER para pasar una mañana o toda la jornada en el bar del pueblo. Conviene recordar que el PER es una prestación por desempleo aprobada en 1984 para los afiliados al Régimen Especial Agrario de la Seguridad Social (Reass) de Andalucía y Extremadura, comunidades con una alta dependencia de la actividad agraria y elevadas tasas de paro en las zonas rurales.

El señor Durán no se ha limitado a denunciar lo que él considera un trato injusto a Cataluña en relación con la aportación fiscal de ese país al conjunto del Estado, sino que, haciendo demagogia nacional-electoralista del más bajo estilo, ha ofendido muy gravemente a los ciudadanos de Andalucía y Extremadura donde los jornaleros viven con 426 euros mensuales, algo menos de lo que cuesta cada noche la suite más barata del hotel Palace (410 euros más 8 por ciento de IVA, régimen de larga estancia), que Josep Antoni expuso -por error- a las cámaras.

+@Duquesas y jornaleros. (I. Escolar)
+@El PER del nacionalismo. (Carmen M. Maciá)
+@Carta abierta de Diego Cañamero a Durán i Lleida
+@Con los recortes nunca se mete mano donde realmente está el dinero. (Gerardo Iglesias).