jueves, 27 de octubre de 2011

LA VOZ DE RODOLFO WALSH SUENA POR FIN EN LA JUSTICIA


Félix Población

Leo, por fin, tantísimos años después, que el Tribunal Oral Federal Número Cinco de Comodoro Py, después de casí dos años de debate y tas la aportación de 250 testimonios, acaba de condenar a cadena perpetua al ex marino Alfredo Astiz, así como a otros once represores de la dictadura militar argentina (1976-1983) por los crímenes cometidos en la Escuela Superior de Mecánica de la Armada (ESMA). A otros tres represores se les impusieron penas de 25, 20 y 18 años de prisión.

Se les acusaba del secuestro, tortura y asesinato de las monjas francesas Alice Domon y Léonie Duquet; el de las fundadoras de Madres de la Plaza de Mayo, Mary Bianco, Esther Careaga y Azucena Villaflor Devicenti, y el del escritor y periodista Rodolfo Walsh. Otros 70 imputados permanecen a la espera de que las ocho causas abiertas por los más de 800 crímenes cometidos durante la dictadura militar contra las 5.000 personas detenidas en la ESMA cristalicen en uno o varios juicios.

Me parece un momento muy oportuno para recordar el testimonio literario y periodístico de Rodolfo Walh, del que acabo de leer un libro que recomiendo y define con su solo título la dignidad y grado de compromiso social y político de su trayectoria, El violento oficio de escr (451 Editores). “La censura de prensa, la persecución a intelectuales, el allanamiento de mi casa en el Tigre, el asesinato de amigos queridos y la pérdida de una hija que murió combatiéndolos, son algunos de los hechos que me obligan a esta forma de expresión clandestina después de haber opinado libremente como escritor y periodista durante casi treinta años”. Así inicia Walsh su Carta abierta de un escritor a la Junta Militar, su último y valiente escrito, que recobra hoy, por la sentencias recién dictadas, una especial relevancia. Al día siguiente de ser fechado, el 25 de marzo de 1977, su autor despareció en una calle bonaerense, corriendo la misma suerte que miles de conciudadanos acosados, perseguidos y exterminados por dicha Junta.

Cuenta en el documental P4R+, Operación Walsh Lila Ferreyra, que compartió su vida con Walsh en esos años, que su compañero se encontraba cerca del cruce de las avenidas San Juan y Entre Ríos, en Buenos Aires, después de enviar por correo los primeros ejemplares de la citada misiva en un buzón de Plaza Constitución, cuando un grupo de tareas de la Escuela de Mecánica de la Armada le dio la orden de entregarse. Walsh se resistió con el arma que llevaba y fue herido de muerte, como su hija Victoria.

Leo, por fin, tantísimos años después y el mismo día que en Argentina se condenaba a los represores de la ESMA y la otra hija de Walsh, Patricia, calificaba esa jornada de fecha histórica, que la presidenta de Brasil, Dilma Rousseff, consiguió que el Senado de su país aprobara la creación de una Comisión de la Verdad para investigar las violaciones de derechos humanos ocurridas durante la última dictadura militar (1964-1985). El grupo especial podrá determinar responsabilidades, pero no tendrá cómo llevar a los posibles acusados ante la Justicia, pues una amnistía ratificada en 2010 por el Supremo Tribunal ampara a los torturadores.

1 comentario:

Anónimo dijo...

¿POR QUÉ LLEGA TAN TARDE O NO LLEGA LA JUSTICIA CUANDO LAS VÍCTIMAS PERTENECEN AL PUEBLO?

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