miércoles, 5 de octubre de 2011

CAMBIO DE ÉPOCA Y COSMOVISIÓN MAYA (1)


Gustavo Porras Castejón
(Desde Guatemala)

1.- El fin de la Cuenta Larga maya en el solsticio de invierno de 2012 (21 de diciembre), y los mensajes contenidos en el Chilam Balam de Chumayel, según los cuales concluye un ciclo y se inicia otro de características distintas, han dado lugar a numerosas interpretaciones, algunas de ellas francamente amarillistas, como la de las llamadas profecías. Si se asume que son profecías, se trataría de un ejercicio adivinatorio, astrológico, sobrenatural. En cambio, ahora se confirma que, efectivamente, el ciclo medido por los mayas con la Cuenta Larga corresponde a un fenómeno objetivo: nuestro sistema solar, en el solsticio referido, volverá al punto en el que se encontraba cuando salió el Sol el 14 de agosto del año 3114 antes de Cristo, fecha en la cual, según el calendario maya, se creó la actual era del mundo. Se inicia entonces la Cuenta Larga, la cual concluye el 21 de diciembre de 2012.

2.-La Agencia Espacial de Estados Unidos (NASA), ha confirmado que la fecha “marca un nuevo ciclo solar, en el cual nuestra estrella, el Sol, pasa a una nueva órbita de luz que determinará un período de gran actividad magnética llamado máximo del ciclo solar”. Los científicos estudian los efectos que esto podrá tener: uno de los que más se señalan es el cambio en las longitudes de onda en el planeta tierra, debido a la magnitud e intensidad de las tormentas solares y, en consecuencia, la reconfiguración de sistemas de geoposicionamieto (GPS), por ejemplo.
Haberse percatado de ese ciclo y poderlo medir con exactitud, constituye una proeza astronómica y matemática asombrosa, lograda por una cultura cuya base material era neolítica (edad de la piedra pulimentada), pero cuyos conocimientos científicos – y en especial astronómicos – no tienen parangón con los de ninguna cultura en un estado similar de desarrollo material. Los mayas elaboraron la Cuenta Larga en el siglo I antes de Cristo. Según Eric Thompson y otros eminentes arqueólogos, los mayas medían el tiempo para atrás, bajo la concepción de que todo lo que había ocurrido antes se habría de repetir, y que la predominancia de las energías positivas o negativas estaba marcada por la posición de los astros en el firmamento, concebidos por ellos como “los dioses cargadores del tiempo”. Se podría suponer entonces que los sabios mayas se percataron del movimiento de nuestro sistema solar dentro de la Vía Láctea y que, a partir de un determinado punto, en el siglo I A.C., y mediante cálculos matemáticos midiendo hacia atrás, pudieron ubicar cuándo se había iniciado ese movimiento y cuanto tiempo le tomaría volver a su punto de partida: esa es la Cuenta Larga, que mide 5,126 años.

3.- Pero a diferencia de la NASA y de otros entes científicos que únicamente constatan el fenómeno material (las tormentas solares y demás), los mayas comprendieron que ese fenómeno material determinaba las tendencias de comportamiento de los seres humanos. Es decir, que a diferencia del pensamiento que ve lo material y lo humano o lo espiritual como realidades separadas (pensamiento que ha prevalecido en Occidente al menos desde Aristóteles), la visión de los mayas era la de una sola realidad global, diferenciada, interconectada, en una permanente dinámica de acciones y reacciones, expandiéndose y contrayéndose como ocurre con todo lo que existe, desde lo infinitamente pequeño hasta lo infinitamente grande, desde el universo hasta nuestro corazón.

4.- El 14 de agosto de 3114 AC nació el “fuego nuevo”, el quinto sol reverenciado por los pueblos mesoamericanos. En Teotihuacan, la metrópoli tolteca ubicada al norte del Distrito Federal, la pirámide del Sol y la “calle de los muertos” se construyeron siguiendo la desviación 15º28’ hacia el norte celeste, el punto exacto donde el Sol se oculta el 12-13 de agosto y el 29 de abril. “De este modo el trazo urbano de Teotihuacan se hizo coincidir con el comienzo del tiempo fijado muchos años atrás por los inventores del calendario en la región sur del Istmo de Tehuantepec que colinda con el área donde se construyó la ciudad de Izapa y el reino de Copán” (Florescano).

5.- El 21 de diciembre de 2012 marca pues el fin de un ciclo y el inicio de otro, y en la concepción maya, sean cuales fueren las diferentes interpretaciones, está claro que también el solsticio marca un nuevo período en la milenaria historia del pueblo maya, y este nuevo período estará dominado por tendencias favorables. Una de ellas, que abarca a la humanidad entera, es la tendencia a la inclusión, que entraña por ella misma un nuevo rol de los pueblos antes excluidos o sometidos o subordinados, que es exactamente el fenómeno que ha venido ocurriendo en el mundo y que es la esencia de lo que algunos, desde hace unos veinte años, hemos venido identificando como un cambio de época: de una época de cambios a un cambio de época. Este cambio de época, al estar caracterizado – entre otros fenómenos – por un nuevo e intenso protagonismo de pueblos antes excluidos, significa un cambio de civilización. Este cambio de civilización deriva también de una necesidad insoslayable: la de preservar y reconstituir el ambiente natural, es decir, las condiciones de vida en la tierra. Asimismo, la tecnología ha eliminado el principal fundamento material de la subordinación de las mujeres por los hombres: el rol de la fuerza física en el trabajo productivo, que hoy ocupa un lugar marginal en rápido decrecimiento. Estos tres fenómenos: el protagonismo de los excluidos, el cuidado del ambiente como imperativo insoslayable y el protagonismo de las mujeres, constituyen por sí mismos una nueva civilización.

6.- La observación y reflexión sobre ciclos largos y sus características ha sido hasta ahora patrimonio de culturas antiguas, milenarias, desarrolladas en contextos que no estaban determinados por la inmediatez y el corto plazo, como ha sido característica del productivismo capitalista y su único norte, la ganancia. Pensar el mundo desde la perspectiva de la ganancia (la ganancia como un imperativo económico y no como mera ambición), ha llevado a ignorar, desatender o imposibilitar el cuidado del medio ambiente. Hoy, en cambio, el cuidado del ambiente se impone como necesidad y, según Maquiavelo, “sólo la necesidad hace actuar bien a los hombres”.

7.- Asimismo, el ciclo que está próximo a concluir ha estado caracterizado por grandes desigualdades entre los pueblos y entre las clases sociales, pero en la fase final del ciclo ya se hacen manifiestos profundos cambios en esta situación. Lo que está ocurriendo a nivel de continentes enteros: en Asia, en América Latina, en el Medio Oriente (las revoluciones árabes), refleja algo que las civilizaciones milenarias comprendieron muy bien: que todo lo que está arriba tiene que bajar, y todo lo que está abajo tiene que subir. Asimismo, un rasgo del nuevo mundo que se está conformando – y que hoy atraviesa por los dolores del parto – es la expansión de la clase media.

8.- Hoy el G-20 es “moreno y asiático”; el factor más dinámico de la economía son los BRIC (Brasil, Rusia, India, China); en todos los continentes y especialmente en América Latina y sobre todo en Guatemala, se vive un renacimiento, fortalecimiento y creciente protagonismo de pueblos por siglos sometidos, discriminados y explotados. Al mismo tiempo, las viejas potencias atraviesan por una crisis cada vez más aguda que obligará a profundas recomposiciones: la organización de la sociedad bajo el criterio único de la ganancia muestra, con el llamado neoliberalismo, sus limitaciones insalvables. Lejos del mundo unipolar que algunos creían que iba a ser eterno, lo que se ha conformado es un mundo no sólo multipolar, sino interpolar, siendo esto último algo que por primera vez ocurre en la larga historia del género humano.

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