Lazarillo
La vieja plaza de toros de El Bibio, en Gijón, fue el primer escenario este verano del reencuentro entre Cascos, presidente del gobierno de Asturias, y la lideresa Aguirre, presidente de la Comunidad de Madrid, que como se sabe siempre apostó por Álvarez Cascos como el mejor candidato que podía presentar el PP en aquella comunidad.
No sé si fue en El Bibio, entre cuernos y pasodobles, donde Esperanza y Francisco, Francisco y Esperanza, esbozaron la posibilidad de un reencuentro entre el Partido Popular y Foro Asturias, formación con la que el ex vicepresidente de Aznar demostró al PP que sin su concurso la derecha no es nada allende el Pajares, lo cierto es que después de hacer patria y tradición en el tendido con la fiesta de la tortura animal, Aguirre y Cascos pudieron departir más a fondo entre manteles, pues como es proverbial en Asturias las conversaciones de profundis suelen ir acompañadas de un buen yantar, al objeto de afinar simpatías.
Quizá desde entonces sabía Aguirre que el objetivo de su ex compañero de partido era presentar Foro Asturias en Madrid el 20-N, noticia publicada recientemente en los periódicos. De ahí que, una vez difundido ese propósito, la lideresa haya vuelto a apostar por un acercamiento entre el Partido Popular y Cascos, a fin de que no ocurra en la capital de España con el PP lo que sucedió en el Principado de Asturias.
¿Alguien cree, al día de hoy, que la desmesurada ambición política de Álvarez Cascos, después del desafecto mostrado por Marino Rajoy hacía su actitud disidente, puede llegar a confluir con los intereses electorales del PP en Madrid? ¿No aspirará Cascos a desbancar en la capital del reino a Mariano Rajoy como hizo en Asturias con la candidata de los populares?
Que se lo pregunten a la lideresa. Podría estar enterada.
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