martes, 28 de junio de 2011

UN CURA DE TALAVERA PREGUNTA POR LA HOSTIA A COSPEDAL


Félix Población

Que una festividad católica como la del Corpus Christi siga siendo ocasión para ejercer el nacional-catolicismo retrospectivo, es lógico motivo de indignación para las asociaciones laicas, pues ni banderas, ni himnos, ni milicia comunes a toda la ciudadanía deben ponerse al servicio de una confesión religiosa en un Estado constitucionalmente aconfesional. Eso ocurrió hace días en Toledo, capital de la comunidad castellano-manchega, gobernada ahora por Dolores de Cospedal, que asistió a la liturgia propia del día de la fecha con mantilla y peineta, para mayor realce y evocación de ese pasado.

Al arzobispo de Toledo, Braulio Rodríguez, debió de parecerle pintiparado el vestuario de femenil sumisión utilizado por doña Lola, hasta el punto de olvidar lo que ahora le reprochan algunos sacerdotes de su diócesis y ha denunciado al diario El Plural uno que lo es de la zona de Talavera, sin que haya suscrito su opinión con su nombre. Como la señora Cospedad recibió la comunión de manos del prelado, el cura de Talavera apela al artículo 915 del Derecho Canónico, que impide a los divorciados recibir la sagrada forma, algo que el primado Rodríguez pasó por alto en la persona de la señora presidenta.

Si se tiene en cuenta además que Dolores de Cospedal fue madre soltera y tuvo un hijo por fecundación in vitro, circunstancias que la sitúan en un estatus social inaceptable para los fieles de la iglesia católica, no se entiende cómo el arzobispo pudo pasar por alto todo eso ante el comulgatorio. El cura de Talavera recuerda al primado Rodríguez que un carismático predecesor suyo, Marcelo González, llegó a negar la comunión a la mismísima nieta del dictador -de quien era devoto- por su condición de divorciada.

Por todo lo cual, algunos párrocos de aquella diócesis plantean dirigirse a Braulio Rodríguez para saber a qué atenerse con los divorciados en general y algunos en particular a la hora de repartir hostias, pues no debería existir discriminación entre los fieles en un acto litúrgico de tal importancia para la Iglesia. También pretenden saber, caso de que lo de Dolores de Cospedal sea una excepción, por qué lo ha sido y en qué otras personas o coyuntura puede volver a serlo.

No me resisto a terminar este artículo con una cita evangélica en la que Jesús habla a la gente y a sus discípulos en estos términos: "Los fariseos son los encargados de interpretar la ley de Moisés. Por lo tanto, obedecedlos y haced todo lo que os digan. Pero no sigáis su ejemplo, porque dicen una cosa y hacen otra. Atan cargas pesadas, imposibles de soportar, y las echan sobre los hombros de los demás, mientras que ellos mismos no quieren tocarlas ni siquiera con un dedo. Todo lo hacen para que la gente los vea. Les gusta llevar sobre la frente y en los brazos cajitas con textos de las Escrituras, y vestir ropas con grandes borlas. Desean los mejores puestos en los banquetes, los asientos de honor en las sinagogas, ser saludados con todo respeto en la calle y que la gente los llame maestros…’.(Mateo 23).

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